Investigadores de la Universidad de Jaén han concluido que una alimentación que incluya lignanos, compuestos presentes en algunas semillas y otros alimentos de origen vegetal, ayudan a prevenir el desarrollo de enfermedades cardiovasculares y de ciertos
F. Descubre/DICYT Investigadores de la Universidad de Jaén, la Universidad de Navarra, el Instituto Carlos III y el Instituto de Investigación Sanitaria de Navarra han demostrado que ciertos compuestos, llamados lignanos, pueden ser aliados de la mujer tras la menopausia por su función antioxidante, antitumoral y antiinflamatoria, sobre todo en el caso del cáncer de mama. Además, han determinado qué alimentos aportan mayor cantidad y mejor absorción en el organismo.
Las semillas de lino o el sésamo son una de las principales fuentes de lignanos. Estos compuestos de origen vegetal, pertenecientes al grupo de los polifenoles, han provocado un gran interés en la comunidad científica debido a su estructura química, análoga a la de los estrógenos humanos. Esta característica podría proporcionar un efecto protector en mujeres tras el climaterio.
En esta línea, los responsables del estudio participan actualmente en varios proyectos con el fin de confirmar si al seguir una determinada pauta dietética se consigue, realmente, disminuir el riesgo de sufrir ciertas enfermedades. Concretamente, en el artículo ‘Naturally Lignan-Rich Foods: A Dietary Tool for Health Promotion?’ publicado en la revista Molecules los científicos relacionan el consumo de lignanos con la prevención de dolencias que suelen presentarse con mayor frecuencia en mujeres posmenopáusicas.
Así, los expertos han confirmado, tras el análisis de investigaciones desarrolladas en diferentes partes de mundo en la última década, que el consumo de ciertas semillas como el lino o el sésamo y vegetales como el brócoli, ricos en lignanos, está relacionado con un descenso del cáncer de mama, esofágico, de colon, además de otras dolencias del sistema cardiovascular.
Se examinaron los efectos de la ingesta de lignanos en humanos analizando los casos en los que se desarrollaba alguna de estas enfermedades cuando se suministraba una dieta rica en estos compuestos durante años. En los estudios, se demuestra que padecen menos cáncer de mama las mujeres que consumían este tipo de dietas en comparación con aquellas que no incorporaban lignanos, llegando incluso a reducir hasta en tres veces los casos de estos tumores.
Esta conclusión también se incluye como resultado de la colaboración del equipo de Jaén con el proyecto SUN, realizado en el Departamento de medicina preventiva y salud pública de la Universidad de Navarra publicado recientemente en otro artículo de la revista British Journal of Nutrition. Este estudio hace un seguimiento médico desde 1999 de más de 20.000 personas en las que se evalúa su estado de salud correlacionándolo, entre otras cosas, con sus pautas de alimentación. “La conclusión de este trabajo es que hay una asociación estadísticamente significativa entre la ingesta de polifenoles totales con la alimentación y el riesgo de desarrollar cáncer de mama en mujeres posmenopáusicas. Lo que quiere decir que los polifenoles serían un factor protector”, indica a la Fundación Descubre el investigador de la Universidad de Jaén, José Juan Gaforio, coautor del artículo.
Presentes en la dieta diaria
Los lignanos se incluyen en el grupo de los polifenoles, micronutrientes que se encuentran en las plantas, implicados en la protección contra patógenos y la radiación ultravioleta. Los investigadores han analizado multitud de estudios realizados en todo el mundo y en diferentes tradiciones nutricionales, con el objetivo de determinar qué alimentos aportan una mayor cantidad de estos compuestos y su relación en la prevención de ciertas enfermedades.
Los trabajos han incluido diferentes tipos de dieta, confirmando que en todo el mundo se introducen en la base de los productos que se consumen. Así, tanto en los países nórdicos como en los mediterráneos se ingieren a través de frutas, verduras y cereales integrales. Sin embargo, en estos últimos se establecen también como sustancias fundamentales las oleaginosas (entre las que se incluyen los aceites de oliva vírgenes) y las legumbres.
Por su parte, en la cocina india, el sésamo es un elemento típico y tanto las semillas como su aceite son ricos en estos compuestos. En Asia, se incluyen en ciertas hierbas medicinales, las bayas de enebro o el fruto del espino chino, parecido a la granada. Y aunque la base de la comida latinoamericana consiste en maíz, papas, maní y frijoles, también incorpora semillas de lino que representa una de las mejores fuentes dietéticas de lignanos.
Por otro lado, y atendiendo a sus propiedades biológicas que aportan su capacidad antiinflamatoria, antioxidante y antitumoral, los expertos han confirmado la manera en la que estos compuestos se asimilan en el organismo. Por ejemplo, “la sesamina, se absorbe rápidamente desde el intestino delgado y se vuelve detectable en la circulación en unas pocas horas después de la ingestión”, añade el investigador. Así, el consumo de alimentos ricos en lignanos podría ser una forma útil de reforzar la prevención de enfermedades crónicas y ciertos tipos de cánceres y dolencias cardiovasculares.
Otros alimentos con un alto contenido en estos polifenoles son las semillas de calabaza, el ajonjolí, el centeno, la soja, los frutos rojos, la linaza, los anacardos, el café, el té o el vino tinto. De esta manera, en cualquier parte del mundo, estos compuestos forman parte de productos cotidianos y, por tanto, son fácilmente accesibles para poder incorporarlos a la dieta como precursores de la salud, como señalan los expertos.
Referencia bibliográfica | |
Carmen Rodríguez García, Cristina Sánchez-Quesada, Estefanía Toledo, Miguel Delgado Rodríguez y José J. Gaforio. ‘Naturally Lignan-Rich Foods: A Dietary Tool for Health Promotion?’. Molecules. 2019. |
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