Tres científicas mexicanas desarrollaron una técnica de ingeniería de tejidos para la construcción de vaginas en niñas que nacieron sin ellas. Hasta ahora, diez de las jóvenes quienes participaron del protocolo científico han sido dadas de alta en el aspecto quirúrgico, han comprobado satisfacción sexual e, incluso, alguna de ellas se ha casado.
El hecho de que una niña no tenga vagina sucede uno caso por cada 7 mil nacimientos, y la principal razón es el llamado síndrome de Rokintansky, que se caracteriza por la ausencia del órgano y en algunos casos de útero.
Sin embargo, hay otro tipo de trastornos del desarrollo sexual de una niña, como la disgenesia gonadal o la hiperplasia suprarrenal congénita, donde la mujer tiene características femeninas externas, pero no tiene órganos necesarios para la reproducción, por lo que hay que hacer reconstrucción de vagina y la reasignación de sexo.
Ahora bien, la técnica busca que la vagina cumpla de forma normal en la vida sexual de la paciente, pero no se reconstruye un útero para poder ser madre. No obstante, existe la posibilidad de la maternidad asistida.
La técnica mexicana
Una vez hecho el diagnóstico de la paciente se toma una muestra del tejido de la vulva y se aíslan células epiteliales y musculares que se cultivan por separado en el laboratorio, cada una con los medios propicios, en un periodo de cuatro a seis semanas.
A continuación se configura un biomaterial en forma de tejido y se siembran las células cultivadas en laboratorio. Una vez implantadas se hacen evaluaciones para ver en qué momento se completa la multiplicación in vitro.
Cuando el tejido corrobora que está bien conformado se implanta mediante cirugía.
Las pacientes quienes participaron del protocolo tuvieron un seguimiento de más de ocho años, lapso en que se les practicaron evaluaciones celulares y revisiones físicas.
El equipo científico que llevó a efecto el exitoso proyecto son las doctoras Atlántida Raya Rivera, del Hospital Infantil de México “Federico Gómez”; Reina Fierro Pastrana, de la Universidad Autónoma Metropolitana, y Esther López-Bayghen, del Cinvestav. En el proyecto también participaron investigadores del Instituto de Medicina Regenerativa de la Universidad de Wake Forest, EU, encabezados por el doctor Anthony Atala.
El trabajo de investigación “Órganos vaginales autólogos de ingeniería tisular en pacientes: un estudio de cohorte piloto” obtuvo el Premio de Investigación Pediátrica Aarón Sáenz 2017, en el área biomédica, mismo que entrega la Secretaría de Salud. (Agencia ID)
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