Un centenar de especies de caracoles de mar que viven en las profundidades son considerados excepcionalmente peligrosos, y su veneno para el ser humano puede llegar a ser mortal, pero tienen una solución para numerosas enfermedades: quitan el dolor y son mil veces más efectivos que la morfina.
“Algunos de estos compuestos han demostrado ser tremendamente efectivos en el control del dolor, representando una alternativa a los actuales fármacos derivados del opio como la morfina usada para tratamientos postoperatorios, dolor crónico, pacientes oncológicos, entre otros”, destacó Oscar Gálvez, curador del Área de Zoología de Museo Nacional de Historia Natural de Chile, al hablar de los beneficios que están brindando los caracoles del género Conus Magus.
Existen unas 700 especies de caracoles del género Conus distribuidas por todo el mundo, que traen heredada una historia de unos 50 millones de años en la Tierra, y unas 100 incluyen venenos que van aparejados a los anestésicos que se pueden sintetizar y usar como fármaco.
Los componentes farmacológicos de los conus magus están ya aprobados desde 2004 por la Agencia de Alimentación y Drogas (FDA) de Estados Unidos.
Sin embargo las investigaciones médicas han tenido que sortear con el efecto venenoso de estas especies.
Son considerados “como animales muy peligrosos dado que su potente veneno actúa sobre el sistema nervioso y muscular de sus presas, las que quedan paralizadas casi instantáneamente”, señaló Gálvez.
“Existen varios registros de muertes en humanos producidas por picaduras de Conus geographus que habita en el Indo-Pacífico”, señaló el curador.
“Los signos y síntomas de exposición al veneno incluyen desmayos, ptosis (párpados caídos), mala coordinación, ausencia de reflejo, nauseas, arreflexia, parestesias (sensaciones anormales como ardor u hormigueo), retención urinaria, diplopía (visión doble), visión borrosa, dificultad para hablar, disfagia (dificultad para tragar), debilidad, náuseas, entumecimiento generalizado y paro respiratorio”, dice un estudio publicado en 2012.
El efecto de esta potente toxina despertó por años el interés de investigadores de todo el mundo y estudios recientes demostraron que el veneno está formado por “alrededor de 20 a 200 pequeñas proteínas llamadas conotoxinas, que varían su composición de una especia a otra”, explica Gálvez.
Solo algunos compuestos de estas conoxinas son los que inhiben el dolor, y entre los demás hay unos 100 poderosos venenos. En comparación con las serpientes y artrópodos, estos solo producen uno o unos pocos venenos.
Una investigación publicada en 2012, revela que “existen preocupaciones en el campo de la seguridad nacional”, por las conoxinas que son veneno para el hombre. “Ciertas conotoxinas podrían ser armas y usarse en un aerosol”. Las conotoxinas en riesgo de uso terrorista causan en el hombre desde desmayos hasta un paro respiratorio.
Pese a todo, la buena noticia es que el primer anestésico a partir de una versión sintética de las conotoxinas conocidas como CTX MVIIA, del caracol Conus magnus, ya se aprobó por la FDA en 2004, y “demostró ser 1000 veces más potente que la morfina”, informa el curador.
“Actúa selectivamente bloqueando los canales del calcio, desactivando los nervios que transmiten el dolor”, señala Gávez.
“Actualmente estas conotoxinas están siendo investigadas en el tratamiento de enfermedades como el Alzheimer, Parkinson, y epilepsia”.
Fuente: lagranepoca.com
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