Un nuevo artículo publicado recientemente por científicos explora el potencial del arroz de bajo índice glucémico (IG bajo) para combatir la creciente epidemia de diabetes, particularmente en Asia.
por el Instituto Internacional de Investigación sobre el Arroz
El aumento de la diabetes tipo 2 plantea un importante desafío para la salud mundial: en 2021, más de 537 millones de personas se vieron afectadas y se estima que en 2045 esa cifra superará los 780 millones. En Asia, los consumidores enfrentan un riesgo agudo de diabetes debido al alto consumo de bebidas azucaradas con alto contenido calórico, alimentos ultraprocesados y carbohidratos refinados, incluido el arroz blanco pulido, un alimento básico vinculado a una mayor carga glucémica.
El artículo, » Arroz de bajo índice glucémico: una dieta más saludable para contrarrestar la epidemia de diabetes en Asia «, publicado en Trends in Plant Science , propone que el desarrollo de variedades de arroz de bajo índice glucémico, con énfasis en equilibrar los beneficios para la salud , la calidad del grano y la productividad agrícola, puede ser una herramienta prometedora para mitigar la epidemia de diabetes.
¿Qué es el arroz con IG bajo?
La prevalencia de la diabetes tipo 2 está aumentando a un ritmo alarmante, en particular en los países de ingresos bajos y medios . Asia, donde se registran algunos de los niveles más elevados de consumo de arroz per cápita, soporta una parte desproporcionada de la carga.
Los estudios han vinculado el alto consumo de arroz blanco, que tiene un alto índice glucémico, con un mayor riesgo de diabetes. Por lo tanto, existe la necesidad de incorporar la característica de bajo índice glucémico en las variedades de arroz para desarrollar arroz molido de bajo índice glucémico como una solución dietética más saludable.
El índice glucémico mide la rapidez con la que un alimento eleva los niveles de azúcar en sangre. Los alimentos con un IG alto se digieren rápidamente, lo que provoca picos de glucosa en sangre, un factor que contribuye al desarrollo de la diabetes. El arroz con un IG bajo se digiere más lentamente, lo que produce una liberación gradual de glucosa en el torrente sanguíneo. Esto reduce los picos de azúcar en sangre y favorece un mejor control de la glucemia, un factor fundamental para controlar y prevenir la diabetes.
El arroz blanco tradicional suele tener un IG alto (70-94), mientras que las variedades de IG bajo apuntan a un IG inferior a 55. Sin embargo, el desafío radica en desarrollar arroz que equilibre el IG bajo, el sabor, la textura y el rendimiento.
Avances en el desarrollo de arroz con bajo índice glucémico
Recientemente, los investigadores han estado cultivando variedades de arroz con un índice glucémico más bajo y un alto contenido de proteínas. Este esfuerzo implica mejorar el contenido de almidón resistente y amilosa del arroz, lo que ralentiza la liberación de glucosa durante la digestión. Los avances en la cría asistida por marcadores y las tecnologías de edición genómica han permitido el desarrollo de cepas de arroz con un índice glucémico reducido sin comprometer el rendimiento ni los atributos sensoriales.
Los posibles beneficios para la salud del arroz de bajo índice glucémico son sustanciales. Al reducir la respuesta glucémica de una dieta que depende en gran medida del arroz, estas variedades podrían reducir significativamente el riesgo de diabetes. Países como Bangladesh y Filipinas ya han comenzado a adoptar variedades como BR-16 e IRRI-147 (creadas originalmente para la resiliencia climática y luego se descubrió que tenían propiedades de bajo índice glucémico), respectivamente. Además, iniciativas internacionales como Seeds Without Borders tienen como objetivo acelerar la distribución de estas variedades de arroz en Asia y otros países.
Un obstáculo importante de esta variedad de primera generación de arroz resistente al clima y con bajo índice glucémico es que suele presentar una textura más firme, lo que dificulta su aceptación por parte de los consumidores. Para solucionar este problema, los investigadores están explorando formas de equilibrar la textura y la calidad nutricional de las propiedades de bajo índice glucémico. Otro obstáculo son las barreras económicas y logísticas para su adopción generalizada, en particular para los pequeños agricultores.
A pesar de estos desafíos, el arroz con bajo índice glucémico tiene un inmenso potencial para aliviar las cargas económicas y de salud pública. Según las proyecciones, una adopción del 25% de este arroz podría llevar a reducciones notables en la prevalencia de la diabetes en Asia. Además, a medida que África hace la transición hacia el arroz como alimento básico, la introducción temprana de variedades con bajo índice glucémico podría prevenir un brote similar de diabetes.
Mirando hacia el futuro
Además de los beneficios directos para la salud, el arroz con bajo índice glucémico podría brindar oportunidades económicas a los agricultores al acceder a mercados de primera calidad para productos de arroz orientados a la salud. La colaboración entre los gobiernos, las instituciones de investigación y los sectores privados será crucial para ampliar la producción, la distribución y la educación de los consumidores.
El arroz de bajo índice glucémico, con proteínas enriquecidas y densidad nutricional, podría convertirse en una piedra angular para abordar la doble carga de la malnutrición y las enfermedades no transmisibles. La posibilidad de ampliar este concepto a otros alimentos básicos ricos en almidón, como el trigo y los tubérculos, subraya aún más su poder transformador.
A medida que la epidemia de diabetes continúa aumentando, la integración del arroz con bajo índice glucémico en los sistemas alimentarios mundiales representa un enfoque transformador para mejorar la salud pública. Al priorizar las innovaciones alimentarias, Asia y otras regiones se beneficiarán de un futuro más saludable y sostenible.
Más información: Rhowell N. Tiozon et al, Arroz de bajo índice glucémico: una dieta más saludable para contrarrestar la epidemia de diabetes en Asia, Trends in Plant Science (2024). DOI: 10.1016/j.tplants.2024.11.003