Esta conclusión surge de un estudio que comprendió el seguimiento de más de 4.000 personas de 50 años o más durante 12 años. El deterioro se detecta fundamentalmente en las áreas cerebrales asociadas a la memoria
AGENCIA FAPESP/DICYT – Las personas acometidas por síntomas de depresión y dolor moderado o intenso en las articulaciones tienden a exhibir un declive cognitivo más acelerado, fundamentalmente en lo que hace al dominio de la memoria. Esto fue lo que quedó demostrado en el marco de un estudio apoyado por la FAPESP y publicado en la revista Aging & Mental Health.
Estas conclusiones se basan en datos referentes a 4.718 participantes de 50 años de edad o más, que fueron objeto de un seguimiento en el transcurso de 12 años. Entre los autores del artículo hay investigadores de la Universidad Federal de São Carlos (UFSCar), en Brasil, y de la University College London (UCL), en el Reino Unido.
“Tanto el dolor como los síntomas de depresión actúan en áreas del cerebro [principalmente en el hipocampo] asociadas al procesamiento de la cognición. Por ende, existe una superposición de información que hace que el cerebro quede ‘congestionado’ y deba delegar algunas funciones para procesar la respuesta dolorosa y los síntomas de la depresión. Esto dificultaría la formación de la memoria y el rendimiento de la cognición global. En el estudio observamos que en el transcurso de los años esta sobrecarga deriva en un declive cognitivo más acelerado”, comenta Patrícia Silva Tofani, investigadora del Programa de Gerontología de la UFSCar y docente de la Universidad Federal de Sergipe (UFS).
Los participantes en el estudio integran el English Longitudinal Study of Ageing (estudio ELSA), que reúne datos multidisciplinarios de una muestra representativa de la población británica y que forma parte del International Collaboration of Longitudinal Studies of Ageing (InterCoLAgeing), un consorcio internacional de estudios longitudinales sobre el envejecimiento coordinado por Tiago da Silva Alexandre, docente del Departamento de Gerontología de la UFSCar. La investigación sobre el deterioro de la memoria asociado al dolor crónico y a los síntomas de la depresión estuvo a cargo de Silva Tofani en el marco de un estudio posdoctoral.
Los análisis muestran que los individuos que padecían ambas condiciones combinadas (dolor y depresión) experimentaron un deterioro de la memoria y de la cognición global más rápido a lo largo de los 12 años de seguimiento que aquellos que no estaban acometidos por ninguna de las dos. En tanto, los que sufrían tan solo una de esas dolencias, no experimentaron ese acelerado proceso de declive de la memoria y la cognición global.
“Eso fue sorprendente. En efecto, esperábamos que el declive cognitivo fuese mayor en las personas con síntomas depresivos asociados al dolor articular crónico que en aquellas que padecían solamente una de esas afecciones. Pero no esperábamos que solamente el primeo grupo [dolor + depresión] estuviese acometido por una mayor velocidad del compromiso de la memoria. El seguimiento de la evolución de esto durante 12 años nos permitió observar que el problema radica en la combinación de ambas condiciones”, dijo Da Silva Alexandre.
El funcionamiento cerebral
Tal como lo explican los autores, existen al menos seis dominios cognitivos: la función ejecutiva (los procesos cognitivos que abarcan la toma de decisiones y la planificación y la concreción de acciones), el lenguaje, la atención, la memoria, el perceptomotor (el reconocimiento y la interpretación de los estímulos sensoriales seguidos de una respuesta en forma de movimiento) y la cognición social (la capacidad de entender las emociones propias y las de las otras personas, y de interpretar las conductas de los otros). En el estudio, se observó un deterioro en la cognición global (en un promedio entre seis dominios combinados), con relieve para la memoria, precisamente porque está asociada a las mismas áreas cerebrales que sufren el impacto de los síntomas depresivos y del dolor articular crónico.
Más allá de que los investigadores verificaron la declinación de la memoria y de la cognición global, no se detectó un deterioro de la función ejecutiva, es decir, de los procesos cognitivos que comprenden la toma de decisiones y la planificación y la realización de acciones. “Esto es importante, pues la memoria y la función ejecutiva son los dos dominios más importantes para la autonomía, es decir, para que el anciano viva solo, por ejemplo”, afirma Silva Tofani.
Se estima que tanto los síntomas depresivos como los dolores articulares tienen una alta prevalencia en la población de la tercera edad. Al igual que la depresión, los síntomas depresivos –disminución del humor, mengua de la energía, merma de la actividad y reducción de la capacidad de concentración, por ejemplo– se encuentran subregistrados. En tanto, el dolor articular crónico, la otra afección bajo enfoque en el estudio, está asociada en general a la osteoartritis, que es una enfermedad altamente prevalente en las personas ancianas.
Por ende, estos hallazgos refuerzan la necesidad de prestarles una mayor atención a los síntomas depresivos y a los dolores articulares de los ancianos en la atención primaria de la salud. “Es relativamente común que se adjudiquen erróneamente los síntomas de la depresión y del dolor como factores normales del envejecimiento. Pero no lo son. Esta creencia hace que los profesionales que no son especialistas en gerontología y geriatría minimicen las quejas de las personas ancianas en la atención primaria y no diagnostiquen ni traten condiciones que son modificables. Pero en nuestro estudio demostramos que cuando eso no se valora en la consulta, se generan perjuicios no solamente en lo que atañe al humor y a la movilidad [en el caso del dolor], sino también en lo concerniente a la cuestión cognitiva de la persona”, destaca Da Silva Alexandre.