La metformina es capaz de interactuar con el hígado y el intestino para reducir los niveles de glucosa circulantes
UB/DICYT Todavía hay muchas incógnitas sobre el mecanismo de acción de la metformina, el fármaco más prescrito para tratar la diabetes mellitus, más conocida como diabetes tipo 2. Ahora, un artículo de revisión publicado en la revista Trends in Pharmacological Sciences destaca como la metformina es capaz de interactuar con el hígado y el intestino para reducir los niveles de glucosa circulantes.
Dirige el trabajo el catedrático Manuel Vázquez-Carrera, de la Facultad de Farmacia y Ciencias de la Alimentación de la Universidad de Barcelona, el Instituto de Biomedicina de la UB (IBUB) y el Instituto de Investigación Sant Joan de Déu (IRSJD), y el Centro de Investigación Biomédica en Red de Diabetes y Enfermedades Metabólicas Asociadas (CIBERDEM).
La diabetes tipo 2 es una enfermedad metabólica en la que hay una cantidad excesiva de glucosa en la sangre, debido a la incapacidad del cuerpo para responder adecuadamente a las acciones de la insulina —proceso conocido como resistencia a la insulina— o para producir esta hormona. Para luchar contra esta enfermedad, se suele usar la metformina, un fármaco de administración oral que reduce la aportación de glucosa en la sangre (hipoglucemiante) y mejorar su circulación periférica.
«Históricamente, se ha pensado que el principal lugar de acción de la metformina es el hígado, pero los hallazgos más recientes confirman que también tiene efectos notables en el intestino», comenta el catedrático Manuel Vázquez-Carrera, jefe del Grupo de Investigación de Dianas Farmacológicas en Inflamación y Enfermedades Metabólicas de la UB. «Por eso —añade— la mayoría de estudios más avanzados se centran en los dos órganos en que las acciones de la metformina parecen ser más importantes: el hígado y el intestino», explica.
El trabajo destaca cómo un equipo ha descrito recientemente que, en el hígado, la metformina es capaz de aumentar los niveles de microRNA let-7, una molécula de señalización en varias funciones fisiológicas (PNAS, 2022). Esta vía reduce la producción hepática de glucosa, que es el proceso que más contribuye a la subida de la glucosa en los pacientes con diabetes tipo 2.
«Estos resultados abren la posibilidad de activar la expresión del microRNA let-7, que está reducido en los estados diabéticos, como una nueva estrategia para el tratamiento de la diabetes mellitus», indica Vázquez-Carrera.
En paralelo, también se han descrito los efectos de la metformina en el intestino. En uno de los estudios más recientes, otro equipo ha demostrado que la metformina activa la conversión de glucosa en lactato y acetato en el intestino (PNAS, 2023). «Estos dos metabolitos llegan al hígado a través de la vena porta y desencadenan unos procesos que reducen la producción hepática de glucosa. Por tanto, la metformina establece una comunicación (crosstalk) entre el intestino y el hígado que contribuye a sus efectos antidiabéticos», apunta el investigador.
Cabe recordar que el equipo dirigido por Manuel Vázquez-Carrera también determinó que la metformina requiere la presencia del factor de diferenciación de crecimiento 15 (GDF15) para activar su principal diana farmacológica (AMPK) y tener efectos antidiabéticos (Pharmacological Research, 2022)
«En síntesis, todos los nuevos estudios revisados en este nuevo artículo ayudan a resolver incógnitas que hay pendientes y aportan datos para comprender cómo la metformina reduce la producción hepática de glucosa, que es el principal efecto antidiabético de este fármaco».