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Un tratamiento lumínico disminuye el dolor asociado a la neuropatía diabética periférica


Se lo comprobó en el marco de un estudio realizado en la Universidad Federal de São Paulo, en Brasil, en el cual participaron 144 pacientes diabéticos a los que se los trató con luz infrarroja monocromática asociada a la fisioterapia


AGENCIA FAPESP/DICYT – La asociación del uso de la luz infrarroja monocromática con la fisioterapia convencional se ha erigido como una alternativa prometedora para tratar la neuropatía diabética periférica, una de las complicaciones más frecuentes, insidiosas e incapacitantes de la diabetes que provoca lesiones en los nervios periféricos, especialmente en los de las piernas y los de los pies. Ésta fue la conclusión a la que se arribó en el marco de una investigación realizada en la Universidad Federal de São Paulo (Unifesp), en Brasil.

“Este problema, que está relacionado fundamentalmente con la duración de la diabetes y con el control inadecuado de la glucemia, y que generalmente aparece entre cinco y diez años después del diagnóstico de la enfermedad, se manifiesta de diversas formas, especialmente a través del dolor neuropático, que es lancinante y puede venir acompañado de sensaciones de quemazón, hormigueo, pinchazos y entumecimiento”, comenta la enfermera Denise Miyuki Kusahara, quien participó en el estudio. “Estos síntomas tienden a intensificarse en reposo y durante el sueño, perjudicando en demasía la calidad de vida de esas personas”, añade.

El tratamiento farmacológico es el más común en estos casos. No obstante, otras posibilidades terapéuticas pueden ayudar a aliviar el malestar sin provocar los efectos colaterales de los medicamentos, que dejan la boca seca y generan hipotensión postural y retención urinaria. “De este modo, debido a la magnitud de este cuadro en la vida y en la funcionalidad de las personas con diabetes, resolvimos estudiar la fotobiomodulación como una alternativa con miras a combatir el dolor que provoca”, explica.

Un grupo de 144 pacientes con neuropatía diabética periférica de la red de Atención Básica de Salud del municipio de São João da Boa Vista, en el interior del estado de São Paulo, participó en la referida investigación, que contó con el apoyo de la FAPESP y salió publicada en el periódico científico Pain Management Nursing.

Los participantes quedaron divididos aleatoriamente en dos grupos. A los de uno de ellos se los trató con aplicaciones de luz infrarroja monocromática de 890 nanómetros asociada a la fisioterapia vía electroterapia y kinesioterapia (una terapia que se vale de los movimientos para tratar el cuerpo). Con los del otro, que hizo las veces de grupo de control, se aplicó el mismo protocolo de fisioterapia, pero sin la aplicación de la luz.

Ambos grupos se sometieron a 18 sesiones de tratamiento con un seguimiento durante diez semanas. La evaluación del dolor se concretó en cuatro momentos utilizando instrumentos y escalas validadas a tal fin. “Los resultados de las evaluaciones realizadas 30 días después de culminada la intervención y seis semanas después mostraron que los voluntarios sometidos a la aplicación de la luz y a la fisioterapia informaban una disminución de los niveles de dolor y una mejoría en la calidad del sueño, especialmente en los casos de personas con dolor intenso”, afirma Kusahara.

Los investigadores estiman que este tratamiento puede empezar a emplearse con pacientes acometidos por este problema. La terapia puede aplicarse en diversos contextos clínicos, lo que incluye clínicas ambulatorias, consultorios de atención primaria y centros especializados en el manejo del dolor. No obstante, los profesionales que se encarguen de efectuar estos procedimientos debe ser idóneos en el manejo de dispositivos de luz infrarroja monocromática de 890 nm, fundamentalmente en lo atinente a la configuración de estos aparatos, a la aplicación correcta de la terapia con luz y al ajuste de parámetros tales como su duración y su intensidad con base en las necesidades del paciente.

“Asimismo, para que se logren los efectos esperables en forma segura, es esencial que se haga efectiva la adhesión a los protocolos y la monitorización atenta de los potenciales efectos colaterales”, advierte la investigadora.