
La microbiota intestinal podría ser el factor clave que explica por qué ciertas personas no responden bien a la vacuna antineumocócica, una bacteria que puede causar diversas enfermedades, como la neumonía. Esta conclusión se desprende de un estudio reciente dirigido por el Grupo de Investigación en Biología de Células B del Instituto de Investigación Hospital del Mar, publicado en Science Advances .
por el Instituto de Investigaciones Médicas del Hospital del Mar
Los investigadores analizaron las respuestas a las vacunas utilizando modelos de ratones modificados genéticamente para estudiar dos tipos de vacunas antineumocócicas: una comúnmente utilizada en niños y otra en adultos. Si bien estas vacunas funcionan mediante mecanismos diferentes, ambas ofrecen una amplia cobertura.
Sin embargo, en personas con un tipo específico de inmunodeficiencia, la deficiencia de inmunoglobulina A (IgA), el sistema inmunitario no siempre genera una respuesta adecuada, lo que las deja vulnerables a infecciones respiratorias que pueden causar complicaciones graves. La razón: una regulación deficiente de la microbiota intestinal.
La IgA desempeña un papel crucial en el control de la microbiota intestinal. Regula su función y garantiza que su presencia siga siendo beneficiosa para el organismo. Sin embargo, en ausencia de IgA, las bacterias que componen la microbiota pueden proliferar excesivamente y extenderse más allá del intestino.
Este crecimiento excesivo desencadena una respuesta del sistema inmunitario para mantener las bacterias bajo control, pero esta respuesta permanece persistentemente activa a lo largo del tiempo, lo que conduce al agotamiento de las células inmunitarias.
Según el Dr. Andrea Cerutti, investigador del Instituto de Investigación Hospital del Mar e ICREA, «La vacuna podría ser menos eficaz en ausencia de inmunoglobulina A porque las moléculas bacterianas de origen intestinal sobreestimulan el sistema inmunitario, dejándolo exhausto. Este fenómeno provoca la producción excesiva de otro anticuerpo, la inmunoglobulina G (IgG).»
En condiciones normales, «las vacunas generan una respuesta mediante anticuerpos IgG específicos del neumococo. Sin embargo, en pacientes con deficiencia de IgA, la falta de IgA reduce la eficacia de la vacuna», explica Mauricio Guzmán, investigador Ramón y Cajal del Instituto de Investigación Hospital del Mar. Este hallazgo sugiere que las estrategias de vacunación deben tener en cuenta este factor.
Intervención temprana
Los autores del estudio destacan que, si bien la deficiencia de IgA afecta principalmente a adultos, su impacto negativo en el sistema inmunitario puede comenzar a una edad muy temprana. Los resultados del estudio indican que el aumento anormal de la respuesta de IgG a los componentes de la microbiota intestinal y la disminución de la respuesta a las vacunas comienzan en etapas muy tempranas de la vida.
Por esta razón, «deberíamos explorar la posibilidad de una suplementación temprana con anticuerpos IgA recombinantes, como forma de inmunoterapia, para contrarrestar la respuesta inmune excesiva a las bacterias intestinales y prevenir el agotamiento del sistema inmunitario», señala el Dr. Cerutti.
Este enfoque podría ayudar a evitar que las células inmunes no respondan a las vacunas después de años de activación inmune continua causada por una falta de regulación de la microbiota proporcionada por la IgA.
El equipo de investigación cree que estos hallazgos podrían conducir a nuevas estrategias de prevención para las personas con mayor riesgo de desarrollar infecciones neumocócicas graves, como los individuos mayores de 65 años y los individuos con patologías que debilitan el sistema inmunológico, para quienes se recomienda la vacunación.
Además, las conclusiones del estudio podrían aplicarse también a otras vacunas. Los investigadores también señalan que ya se están realizando investigaciones para desarrollar formulaciones de inmunoglobulina A capaces de prevenir la penetración microbiana en el intestino y corregir la deficiencia de IgA.
En el estudio han participado investigadores del Vall d’Hebron Instituto de Investigación (VHIR) y del Instituto de Investigación Biomédica de Sant Pau (IIB-Sant Pau), así como de la Icahn School of Medicine del Mount Sinai y de Weill Cornell Medicine, ambas en Nueva York, Estados Unidos.
Más información: Cindy Gutzeit et al., La IgA intestinal interactúa funcionalmente con la IgG sistémica para mejorar la respuesta a la vacuna antineumocócica, Science Advances (2025). DOI: 10.1126/sciadv.ado9455
