Colombianos no saben qué hacer con medicamentos vencidos o en desuso


Aunque laboratorios y centros de atención médica cumplen con la normatividad, una encuesta realizada en cuatro ciudades muestra que el 86 % de las personas no sabe dónde depositar estos productos.



Esta es una de las principales conclusiones a las que llegó un estudio realizado por el Centro de Información de Medicamentos (Cimun) de la Universidad Nacional de Colombia (U.N.) para el Ministerio de Salud, a partir de una muestra conformada por 450 encuestas realizadas en Bogotá, Barranquilla, Bucaramanga y Cali, a la que se sumó información suministrada por seis laboratorios y cinco instituciones hospitalarias.

Respecto a la disposición final de los medicamentos que ya no serán usados, los resultados fueron: 22 % lo arroja a la basura, 18 % lo dona a distintas instituciones, otro 18 % no tiene conocimiento sobre el procedimiento a seguir en estos casos, 6 % lo arroja al inodoro o lavamanos y 3,8 % lo entrega en puntos especiales para ser reciclado.

“Como sociedad y país resulta muy preocupante que nuestro sistema de salud contemple la entrega medicamentos que no serán empleados”, destaca el profesor José Julián López, director del Cimun.

Para el docente, aunque la gran mayoría de medicamentos que se desechan corresponden a tratamientos para hipertensión, diabetes y dislipidemia, también se han encontrado algunos para el cáncer, cuyo costo puede oscilar entre los 40 y 50 millones de pesos.

Hogares, el principal problema

Según el estudio se pudo establecer que en el 78 % de los hogares de la muestra había medicamentos sobrantes, y aunque el 25 % de ese porcentaje equivale a que las personas se mejoraron y dejaron de tomarlos, un 15 % manifestó que había olvidado terminar el tratamiento, un 6 % recibió dosis de más por parte de la EPS, y un 10 % debió cambiar la medicación.

A pesar de las campañas sobre la correcta disposición de medicamentos, el 81 % de los encuestados no tiene conocimiento de los puntos donde podría disponer en forma adecuada de aquellos que ya no usa. Sin embargo el 91 % manifestó ser consciente de las posibles afectaciones que podrían causar al medioambiente, pero cerca del 50 % considera que arrojarlos a la basura es un procedimiento adecuado.

Aunque ningún estudio serio realizado en el país demuestra el impacto de arrojar medicamentos a fuentes de agua o rellenos sanitarios, sí llama la atención que el 90 % de los medicamentos que se desechan en los hogares sean de prescripción médica, y solo un 10 % corresponda a automedicación.

Capacitación y programación

Como posibles soluciones al problema, el Cimun le propuso al Ministerio de Salud que le pida a los laboratorios optimizar el programa de producción, de tal manera que se evite generar sobrantes, además de hacer un mejor entrenamiento al personal que trabaje en hospitales para que tengan mayor conocimiento del manejo de estos residuos.

Respecto a la situación que se registra en los hogares, además de incrementar las actividades encaminadas a concientizar al gran público, los especialistas del área farmacéutica deberán estar atentos a instruir a los pacientes sobre la importancia de concluir con la prescripción completa del tratamiento.

Por otra parte, el profesor López llama la atención sobre la importancia de que el médico prescriba los medicamentos estrictamente necesarios, puesto que un cambio en los hábitos de vida podría hacer la diferencia.

“En una sociedad que cada día se hace más vieja, los médicos deberían tener mayor control sobre el medicamento que recetan; tener en cuenta, por ejemplo, que la osteoporosis o la calvicie forman parte de un proceso normal”, puntualiza el docente.

De igual manera se debería evaluar la necesidad de continuar medicando a un paciente en estado terminal, para quien tratamientos paliativos resultarían más adecuados en procura de mejorarle la calidad de vida durante sus últimos días.


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