Las personas que se oponen a las vacunas en Estados Unidos continúan cuestionando la validez de éstas últimas, en algunos casos, con resultados devastadores: en los primeros dos meses de 2019, se diagnosticaron 159 casos de sarampión, más de los que fueron reportados en todo 2017.
Pero Estados Unidos no es el único país que se enfrenta a quienes se oponen a las vacunas: a pesar de que existe una vacuna ampliamente disponible, el sarampión provocó 110,000 muertes en todo el mundo en 2017, principalmente, de niños de menos de cinco años. En todo el mundo, partidos populistas de derecha difunden propaganda antivacunas, y ciertos grupos religiosos, junto con sistemas inadecuados de atención a la salud, no hacen más que complicar el problema. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha dicho que la reticencia a la vacunación es una de las mayores amenazas para la salud en 2019.
A continuación se presentan siete países afectados por los mitos y la desinformación antivacunas y en los que han surgido brotes de enfermedades prevenibles.
Francia
Sorprendentemente, el país donde nació la inmunología tiene los índices de vacunación contra el sarampión más bajos de toda Europa: solo 90 por ciento de los ciudadanos están vacunados, de acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, aunque se requiere que al menos entre 90 y 95 por ciento de la población esté vacunada para lograr una inmunidad de grupo.
En un estudio publicado en 2016 por la revista EBioMedicine se reveló que 41 por ciento de los encuestados franceses no pensaban que las vacunas fueran seguras, un índice mucho más alto que el promedio mundial de tan solo 12 por ciento.
Entre 2008 y 2016, se informó de 24,000 casos de sarampión en Francia, de los cuales, 10 terminaron en decesos. Este año, se ha diagnosticado a alrededor de 250. Para abordar esta crisis, el gobierno ha hecho que 11 vacunas, entre ellas, la del sarampión, sean obligatorias para todos los niños nacidos después del 1 de enero de 2018. “No me gusta impone obligaciones, esto va en contra de mi carácter”, dijo la Ministra de Salud de Francia Agnes Buzyn. “Pero en el caso de las vacunas, esto está justificado”.
Sin embargo, los políticos reaccionarios han explotado la propaganda antivacunas. “Sabemos muy poco sobre las consecuencias a largo plazo de las vacunaciones múltiples, que llenan los bolsillos de los laboratorios médicos”, tuiteó en 2017 Marine Le Pen, líder del partido Agrupación Nacional.
En Estados Unidos, los Centros para el Control y la Prevención de las Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) emitieron en 2018 una Alerta de Nivel 1, en la que advertían a los viajeros estadounidenses que debían asegurarse de estar vacunados contra el sarampión antes de viajar a Francia.
Italia
El Movimiento Cinco Estrellas (M5S) de la derecha italiana, que se integró a un gobierno populista de coalición en 2018, ha afirmado que las vacunas no son seguras, diciendo que se relacionan con multitud de enfermedades, desde el autismo hasta la leucemia. Los líderes del M5S se oponen a la política de vacunación obligatoria impuesta por el gobierno anterior e incluso han sugerido prohibir totalmente las vacunas.
Este movimiento obtuvo el respaldo de un fallo judicial, emitido en Rímini en 2012, en el que se estableció que existe una relación entre el autismo y la vacuna triple viral, que inmuniza contra el sarampión, las paperas y la rubéola. Cuando esa resolución fue invalidada tres años después, la adherencia a la vacunación en Italia declinó cerca de 85 por ciento.
En 2017, 5,000 personas fueron diagnosticadas con sarampión, y cuatro personas que no habían sido vacunadas murieron. Ese brote hizo que el M5S diera marcha atrás en su postura antivacunas y, en noviembre de 2018, hizo un llamado para que casi un millón de niños fueran vacunados para detener la propagación del sarampión.
Ucrania
El sarampión ha vuelto por la puerta grande a Europa Oriental, debido a la combinación de retórica antivacunas y a un ineficiente sistema de atención a la salud. Según datos gubernamentales, Ucrania experimenta el mayor incremento en casos de sarampión del mundo, con más de 53,000 casos reportados en 2018, en comparación con menos de 5,000 en 2017.
La epidemia no muestra signos de detenerse en un futuro cercano: de acuerdo con la Unicef, al menos 24,000 ucranianos fueron diagnosticados con sarampión apenas en los primeros dos meses de 2019.
“La epidemia actual es la más grande en todo el período posterior al descubrimiento de las vacunas”, declaró a la revista Science Nataliya Vynnyk, especialista en enfermedades pediátricas infecciosas. Hasta un tercio de los padres ucranianos se oponen a la vacunación, de acuerdo con una encuesta realizada en 2012 por la Unicef, en la que también se encontró que solo la mitad de los niños estaban totalmente inmunizados, en comparación con 80 por ciento en 2008.
Y al igual que en otras partes, la desinformación ha alimentado la paranoia antivacunación: cuando un muchacho ucraniano de 17 años murió en 2008 tras administrársele la vacuna triple viral, en los titulares de la prensa rusa se advirtió contra una “vacunación mortal”, aunque tanto la Unicef como la Organización Mundial de la Salud insistieron en que la muerte del chico no estaba relacionada con su inmunización.
Asimismo, los padres que desean inmunizar a sus hijos sufren una frecuente escasez de vacunas, debido a la falta de financiación, a la corrupción gubernamental y a una mala planificación: en 2013, la revista The Lancet informó que el gobierno ucraniano solo podía vacuna a alrededor de 65 por ciento de la población.
Asimismo, es posible que la epidemia se extienda más allá de las fronteras de ese país: en la vecina Rumanía, la cobertura de vacunación cayó por debajo de 90 por ciento en 2014. Tres años después, en Rumanía se presentaron más de 1,000 casos de sarampión en un mes. Serbia, que comparte fronteras con Rumanía, actualmente presenta el sexto mayor incremento en casos de sarampión del mundo, con más de 4,000 casos entre 2017 y 2018.
Polonia
Supuestamente, la vacunación es obligatoria en Polonia, pero durante la última década, se ha producido un marcado aumento en el número de padres que se rehúsan a vacunar a sus hijos: en 2011, un poco más de 5,000 personas se negaron a vacunar a sus niños; en 2016, ese número aumentó a más de 23,000.
No es de sorprender que se haya informado de un brote de sarampión cerca de Varsovia a finales de 2018.
Kukiz’15, un partido de derecha que se opone al orden establecido, ha contribuido a amplificar la voz de las personas que se oponen a la vacunación en Polonia. Esta organización apoya a un grupo denominado Alto a las NOP (acrónimo en polaco que significa “reacciones indeseables después de la vacunación”) que se opone a la vacunación obligatoria. Este grupo también afirma que los médicos conspiran con los fabricantes de las vacunas para restar importancia a los efectos colaterales de éstas. En enero, se reveló que Justyna Socha, la líder de Alto a las NOP es asesora de un prominente miembro de Kukiz’15.
Reino Unido
El movimiento moderno antivacunas comenzó realmente en el Reino Unido, cuando el gastroenterólogo Andrew Wakefield publicó un sorprendente estudio en The Lancet en 1998 en el que se relacionaba a la vacuna triple viral con el autismo y la enteropatía. Cuando se descubrió que Wakefield había manipulado los datos y tenía varios conflictos de interés, perdió su licencia médica y The Lancet retiró el estudio. Pero su “teoría” aún persiste en la imaginación del público.
El porcentaje de niños británicos que reciben la vacuna triple viral ha disminuido cada año a partir de 2014; en 2018, dicho porcentaje era de tan solo 91.2 por ciento. En Londres, es de únicamente 89.2 por ciento. No es ninguna coincidencia que las infecciones de sarampión se hayan triplicado entre 2017 y 2018, cuando se presentaron más de 900 casos.
En marzo de 2019, Simon Stevens, director del Servicio Nacional de Salud, culpó de la caída a la desinformación de las redes sociales. “En este frente, no nos ayuda el hecho de que, aunque nueve de cada 10 padres apoyan la vacunación, la mitad de ellos afirman haber visto mensajes falsos sobre la vacunación en las redes sociales”.
Brasil
En 2017, no se había informado sobre ningún caso de sarampión en Brasil. Un año después, se produjeron 10,262 casos y 12 fallecimientos. Concentrada en el Estado de Amazonas, en el norte del país, se piensa que la epidemia fue iniciada por refugiados provenientes de Venezuela, que comparte frontera con Brasil. Alrededor de 40,000 venezolanos buscaron refugio en Brasil solo durante 2017, pero el atribulado gobierno venezolano ya no publica datos sobre los casos de sarampión y se desconoce qué tipo de programa de vacunación existe actualmente en el país, si es que hay alguno.
El brote también fue alimentado por la complacencia de Brasil alrededor de la vacunación: casi un tercio de los 4 millones de residentes del estado de Amazonas no estaban vacunados cuando inició la epidemia. La desinformación sobre las vacunas también ha estado circulando en las redes sociales brasileñas: en 2016, se difundieron rumores en WhatsApp, según los cuales, el virus del Zika era provocado por las vacunas.
Japón
Japón enfrenta actualmente su peor brote de sarampión en toda una década, con más de 170 casos diagnosticados desde el inicio de 2019. Uno de los factores que han contribuido a la propagación es el grupo religioso antivacunación Kyusei Shinkyo, que dijo a sus seguidores que las vacunas eran perjudiciales. Después de que sus seguidores no vacunados provocaron un brote de sarampión en la Prefectura de Mie, los líderes de Kyusei Shinkyo se disculparon en febrero por provocar “muchos problemas e inconvenientes”. La secta prometió cambiar su mensaje “bajo la guía de los centros de salud pública”.
Japón prohibió en 1993 la combinación de la vacuna triple viral cuando se descubrió que en ella se utilizaba una cepa de paperas que provocaba que algunos niños contrajeran meningitis aséptica. El gobierno japonés continuó administrando separadamente las vacunas contra el sarampión y la rubéola, y ofrecía una vacuna opcional contra las paperas. Sin embargo, los funcionarios de salud comenzaron a inocular a los niños con refuerzos contra el sarampión apenas en 2006, dejando con menos protección a las generaciones anteriores, que habían recibido una sola dosis. Aún en la actualidad, las vacunas no son un requisito para inscribirse a la escuela, y los índices de inmunización siguen siendo relativamente bajos en Japón: en una encuesta realizada por NIID en 2016, se mostró que solo 83 por ciento de los niños de siete años habían recibido dos dosis de la vacuna contra el sarampión y la rubéola.
Expertos señalan que Japón está más de una década por detrás de Europa y América del Norte en cuanto a sus políticas de vacunación. Como resultado, presenta incidencias notablemente altas de enfermedades prevenibles por vacunación, como la hepatitis B, el sarampión, las paperas, la rubéola y la varicela.
Fuente: newsweekespanol.com
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