La hoja de quínoa contiene un 3,3% de proteínas, a diferencia de la alcachofa (3,05%), el berro (1,7%) o la espinaca (2,2%)
USACH/DICYT Se pueden utilizar en una ensalada, como pesto, tortilla, guiso, harina, compota e incluso en un cupcacke. Las hojas de quínoa se posicionan como un producto de vanguardia de la mano de agricultores chilenos. Según cifras de la Oficina de Estudios y Políticas Agrarias (ODEPA), más de la mitad de la producción total nacional de quínoa (53 por ciento) se ubican en las zonas de secano costero, es decir, en las comunas de Paredones, Pichilemu, Marchigüe y Pumanque. Con el objetivo de fomentar el consumo de la hoja de la planta de quínoa, como una hortaliza de consumo práctico, gourmet y de bajo costo, se impulsó el proyecto ‘Revalorización de la Quínoa’ en la Universidad de Santiago (USACH).
“Las hojas representan un producto novedoso que se podría diferenciar en el mercado debido a que su contenido de proteínas es más elevado en comparación a otras hortalizas de hoja”, sostiene el Ingeniero Agrónomo e investigador del Departamento de Gestión Agraria de la Facultad Tecnológica, Luis Sáez.
Fue en el marco de las iniciativas de valorización agroindustrial de los subproductos de quínoa que nació el recetario ‘Cocinando con hojas de quínoa’, que invitó a la Corporación Actuemos a través del chef Christian Hayes para diseñar 20 recetas disponibles en la publicación online de libre descarga. ‘Detox de hoja de quínoa”, ‘Helado de hoja de quínoa’, ‘Churrasca de hoja de quínoa’ y ‘Tortilla de hoja de quínoa’ son parte de las preparaciones gourmet elaboradas por el equipo.
Carga proteica
La hoja de quínoa contiene un 3,3 por ciento de proteínas, a diferencia de la alcachofa (3,05 por ciento), el berro (1,7 por ciento) o la espinaca (2,2 por ciento), una oportunidad que, según el equipo de científicos Usach, permitiría incentivar su comercialización como un alimento sano y versátil.
Los académicos impulsaron el desarrollo de técnicas de cultivo, manejo de post cosecha y procesamiento de hojas. “Estamos trabajando en la publicación de un manual de cosecha que servirá de guía para todos los agricultores que deseen aprovechar los insumos de la quínoa”, advierte el académico Luis Sáez.
En la actualidad, el proyecto se desarrolla con agricultores de las regiones de O’Higgins y Metropolitana, a través de los microempresarios “La Pitru” y el agricultor Delfín Toro Peña, quienes realizarán la venta de hojas de quínoa para el consumo doméstico.
El proyecto fue financiado por el Fondo de Innovación para la Competitividad FIC9 del Gobierno Regional de O’Higgins y su Consejo Regional (CORE). El Centro de Estudios en Ciencia y Tecnología de Alimentos (CECTA) de la Universidad de Santiago brindó apoyo de laboratorio para el análisis de la composición nutricional de la hoja de quínoa, así como la empresa dedicada al procesamiento del cereal, Promauka, para establecer contacto con los agricultores de la región.
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