Extracto de setas chinas para combatir una temible bacteria multirresistente


En 1928, Alexander Fleming descubrió la penicilina y cambió el curso de la medicina. A partir de este hallazgo, los antibióticos han tratado eficazmente las infecciones bacterianas.


Abdelali Daddaoua, Universidad de Granada


Pero, últimamente, el uso excesivo y en ocasiones indebido de este tipo de fármacos está comprometiendo su eficacia. La sobremedicación ha propiciado la aparición de bacterias cuyos mecanismos de defensa se adaptan evolutivamente y consiguen resistir a los tratamientos.

Por tanto, la búsqueda de nuevas estrategias para combatir esta grave amenaza contra la salud pública se ha convertido en un objetivo urgente. Nuestro equipo de investigación ha contribuido en esta lucha al demostrar que un extracto del hongo comestible Lentinula edodes, más conocido como seta china o shiitake, es capaz de reducir la virulencia de la bacteria Pseudomonas aeruginosa, una de las más dañinas.

Enemigo público nº 2

En 2017, la OMS colocó a Pseudomonas aeruginosa en el segundo puesto de las bacterias resistentes a los antibióticos, después de Acinetobacter baumannii. Además, declaró como prioridad orientar la investigación hacia el desarrollo de alternativas y nuevos compuestos antibacterianos frente a ella.

Tenía motivos poderosos. P. aeruginosa es un bacilo gram negativo oportunista que puede causar infecciones agudas y crónicas. Supone una importante causa de mortalidad en personas afectadas por quemaduras, pacientes con fibrosis quística e inmunodeprimidos.

A lo largo de la evolución, los microorganismos han ido desarrollando y perfeccionando estrategias para asegurar su supervivencia y adaptarse a las condiciones ambientales. P. aeruginosa no es una excepción y ofrece resistencia a múltiples fármacos, particularmente mediante la formación de biopelículas. Así se denomina a las agrupaciones de microorganismos que, cubiertos por una matriz de polímeros, se adhieren a una superficie, lo que favorece su proliferación y evita la penetración de antibióticos.

Por otra parte, P. aeruginosa, al igual que otras bacterias, se mueve y cuenta con sistemas de secreción que permiten inyectar toxinas (exotoxinas A) desde su superficie al citoplasma de las células del organismo infectado.

Sustancias naturales con propiedades antibacterianas

Investigadores de la Facultad de Farmacia de la Universidad de Granada (del Grupo CTS-235: Grasas insaturadas y nucleótidos. Implicaciones terapéuticas) hemos respondido a la demanda de la OMS desarrollando una línea de investigación para buscar productos de origen natural con propiedades antibacterianas.

Específicamente, nos hemos centrado en glúcidos no absorbibles. Son azúcares que forman parte de la fibra y se emplean en la industria alimentaria y farmacéutica por sus efectos prebióticos. Por tanto, se trata de productos cuya seguridad está ya demostrada y que poseen interés tanto desde el punto de vista económico como sanitario.

Según nuestras investigaciones, diversos compuestos de este tipo procedentes de vegetales, entre los que se incluyen la inulina o los fructooligosacáridos, pueden limitar la capacidad de infectar y la virulencia de P. aeruginosa.

Más recientemente, hemos llevado a cabo un estudio con un extracto del micelio del hongo Lentinula edodes, bautizado como AHCC®. Contiene oligosacáridos (un tipo de carbohidrato), entre los que destacan glucanos del tipo β-1,4 como principal principio activo, además de diversos lípidos, aminoácidos y minerales.

Nuestro trabajo demuestra que AHCC obstaculiza el crecimiento y la acción nociva de P. aeruginosa. Según hemos comprobado, activa mecanismos moleculares capaces de inhibir la formación de biopelículas y la capacidad de moverse de la bacteria. Además, en cultivos con células eucariotas, AHCC redujo la capacidad del microorganismo para penetrar dentro de las células epiteliales intestinales y la secreción de citoquinas, proteínas que generan la respuesta inflamatoria.

Aunque es necesario entender mejor los efectos de los oligosacáridos sobre esta y otras bacterias, así como los mecanismos implicados, nuestros resultados indican que este tipo de compuestos podrían ser útiles en el tratamiento de infecciones o en su prevención. Además, también podrían servir como revestimiento de materiales susceptibles de contaminación.

Abdelali Daddaoua, Profesor titular del Departamento de Bioquímica y Biología Molecular, Universidad de Granada

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.