La reciente aparición y expansión de un coronavirus hasta ahora desconocido para la ciencia y causante de una neumonía que puede ser fatal ha desatado la preocupación, incluso la histeria, en casi todo el mundo.
Fernando González Candelas, Universitat de València
Pero lo cierto es que, a fecha de hoy, aparte de China, donde se origina la infección, son pocos los países en los que tenemos evidencia de que el virus se está transmitiendo en la población (Corea del Sur, Italia e Irán).
La Organización Mundial de la Salud (OMS) no considera aún necesaria la declaración de pandemia para la infección causada por este coronavirus, pero anima a todos los países a tomar las medidas apropiadas para prepararse a ello.
¿Por qué la OMS y otras organizaciones temen tanto que el virus se expanda? ¿Es realmente más grave si es pandémico que si no lo es? ¿Cómo podemos afrontar una pandemia? Intentaremos responder a algunas de estas cuestiones.
Qué implica la pandemia
Declarar una infección como pandemia implica reconocer la circulación amplia y sostenida del agente infeccioso en varios países. Sin embargo, esta definición no dice nada acerca de la gravedad de la enfermedad y esta, en muchas ocasiones, tiene que ver más con la percepción social que con las consecuencias clínicas.
Las estimaciones actuales de mortalidad asociada al nuevo coronavirus)lo sitúan en un rango parecido al de otras infecciones respiratorias serias causadas por virus. Igual que la gripe, afecta especialmente a personas con otras patologías, con sistemas inmunitarios comprometidos o de avanzada edad.
Más preocupante en países en vías de desarrollo
No cabe duda de que el diagnóstico precoz y el tratamiento temprano ayudan tremendamente a superar la infección. Estas condiciones varían de unos países a otros, siendo preocupante, en este sentido, la situación de países con menor desarrollo económico o con sistemas sanitarios poco eficaces. Muchos de estos países se concentran geográficamente en el continente africano, lo que haría difícilmente controlable la situación en el caso de que el virus llegase a circular allí.
Pero hay otros factores que influyen en la expansión del virus y su incidencia sobre la población, como son el clima y la estacionalidad (los coronavirus suelen tener una circulación estacional, preferentemente en invierno), y la estructura demográfica de la población. Concretamente, cuanto más joven es una población más benigna resulta la enfermedad, lo contrario que cuando predominan las personas de avanzada edad. La estructura de edad de los países africanos es muy diferente de la del continente europeo o de China.
No se puede contener, sí mitigar
Otra cuestión que conviene plantearse es qué medidas podemos adoptar para contener una epidemia. La respuesta es rápida: ninguna. Aunque en otras circunstancias y con otros virus han funcionado más que razonablemente (por ejemplo, en el brote de ébola en África occidental de 2014), las sociedades actuales no tienen suficientes elementos de control de la población y de sus movimientos para impedir completamente la circulación de un virus con las características de éste que nos ocupa.
Las autoridades chinas, imponiendo una muy estricta cuarentena (quizás demasiado tardía), no han logrado contener la dispersión del virus, es cierto. Pero sí la han retrasado. Y han proporcionando un tiempo precioso a otros países para prepararse para la que se avecina.
Pero, si no se puede contener, ¿qué cabe hacer? Debemos cambiar el foco: en vez de contener, nos debemos esforzar en mitigar. Aceptemos que tendremos que convivir con el virus durante un tiempo. Aún es muy pronto para saber si desaparecerá a lo largo del año o si alcanzará un nivel suficiente para asentarse como un nuevo agente infeccioso en la población humana. Pero preparémonos para que sus consecuencias sean lo más leves posibles.
Hay que hacerlo a todos los niveles. A nivel individual, adoptando medidas preventivas personales, como lavarse frecuentemente las manos, evitar las exposiciones a lugares o personas infectadas o vacunarnos cuando dispongamos de vacuna. Pero también con medidas de control de movimientos de la población, de cuya práctica inutilidad ya hemos hablado. Pasando por las invisibles pero muy eficaces medidas adoptadas por los sistemas sanitarios que incluyen la formación del personal, la disponibilidad de herramientas de diagnóstico rápido y de camas en hospitales para albergar aquellos casos en que sea requerido.
La ciencia abierta acelera la respuesta
Por último, mencionaré un aspecto que quizá haya pasado inadvertido para el público: el empeño de científicos e investigadores por obtener, compartir, analizar y comunicar los resultados relativos a la nueva infección de forma casi inmediata. Esta “ciencia abierta” permite la toma rápida de decisiones informadas, el desarrollo de kits de diagnóstico rápido, encontrar el origen del virus tanto en su punto inicial, el mercado de pescado de Wuhan, como en su expansión a otras poblaciones.
Y ojo porque mucha de la ciencia en la que se basará el descubrimiento y desarrollo de una vacuna o un tratamiento eficaz para esta infección es la misma que a duras penas consigue financiación para avanzar en el conocimiento de este, y también de otros virus, cuando no acecha una epidemia.
Fernando González Candelas, Catedrático de Genética. Responsable Unidad Mixta de Investigación «Infección y Salud Pública» FISABIO-Universitat de València I2SysBio. CIBER Epidemiología y Salud Publica, Universitat de València
This article is republished from The Conversation under a Creative Commons license. Read the original article.
Leer más
- El clopidogrel supera a la aspirina en la recuperación de procedimientos cardíacosInvestigadores de 37 centros de Corea del Sur han descubierto que los pacientes que tomaron clopidogrel después de una intervención coronaria percutánea (ICP) experimentaron tasas más bajas de eventos trombóticos… Lee más: El clopidogrel supera a la aspirina en la recuperación de procedimientos cardíacos
- Dolor crónico, opioides y benzodiacepinas naturales: los investigadores descubren cómo el cuerpo puede fabricar sus propias ‘pastillas para dormir’Un estudio colaborativo dirigido por un científico de Leeds ha revelado un avance importante en nuestra comprensión del dolor, abriendo la puerta a nuevas formas de abordar el dolor a… Lee más: Dolor crónico, opioides y benzodiacepinas naturales: los investigadores descubren cómo el cuerpo puede fabricar sus propias ‘pastillas para dormir’
- Cómo frenar el cáncer de próstata: el receptor de andrógenos puede alterar el crecimiento normal de la próstataSegún los investigadores de Weill Cornell Medicine, el cáncer de próstata secuestra el programa de regulación del crecimiento normal de la próstata para liberar los frenos y crecer libremente. El… Lee más: Cómo frenar el cáncer de próstata: el receptor de andrógenos puede alterar el crecimiento normal de la próstata
- Una nueva terapia genética podría aliviar el dolor crónico, según los investigadoresEl dolor es un mecanismo de defensa que genera una sensación intensa que nos obliga a responder a un estímulo y evitar sufrir más daños. Sin embargo, a veces las… Lee más: Una nueva terapia genética podría aliviar el dolor crónico, según los investigadores
- El arroz de bajo índice glucémico, una solución prometedora para mitigar la crisis de diabetes en AsiaUn nuevo artículo publicado recientemente por científicos explora el potencial del arroz de bajo índice glucémico (IG bajo) para combatir la creciente epidemia de diabetes, particularmente en Asia. por el… Lee más: El arroz de bajo índice glucémico, una solución prometedora para mitigar la crisis de diabetes en Asia
- La sífilis tuvo sus raíces en América, según sugiere un estudio arqueológico de huesosEn la primavera de 1495, la campaña italiana de Carlos VIII de Francia se vio interrumpida por un brote intenso de una enfermedad aparentemente desconocida, una enfermedad de alta mortalidad… Lee más: La sífilis tuvo sus raíces en América, según sugiere un estudio arqueológico de huesos