
Seis años antes del inicio de la pandemia de COVID-19, un brote de ébola en África Occidental hizo temer a la población la posibilidad de un brote global.
Era la primera vez que muchos oían hablar del virus, pero desde su primera identificación en 1976, se han producido más de 20 casos graves de ébola. Afortunadamente, ninguno tuvo el alcance global del coronavirus.
Sin embargo, el ébola no se ha erradicado. Este virus mortal , que causa fiebre hemorrágica severa en humanos y tiene una tasa de mortalidad de aproximadamente el 50%, sigue presente y, por lo tanto, podría causar un brote importante, a menos que nuevas investigaciones encuentren una solución eficaz.
Un desafío importante reside en la estructura y los mecanismos reguladores del virus, que han permanecido en gran medida desconocidos. En particular, los científicos han luchado durante mucho tiempo para comprender plenamente su nucleocápside, la envoltura proteica que desempeña un papel importante en la replicación y transcripción del genoma.
Esto motivó a un equipo de investigadores de la Universidad de Kioto a capturar la primera estructura de alta resolución de la nucleocápside detallada utilizando microscopía crioelectrónica de partícula única , visualizando estructuras moleculares con una resolución cercana a la atómica al congelar rápidamente muestras de estudio.
Sus hallazgos se publican en la revista Nature Communications .
«Mediante criomicroscopía electrónica, pudimos observar la estructura de la nucleocápside con una resolución de 4,6 ángstrom por primera vez», afirma el autor correspondiente Takeshi Noda. Un ángstrom, o Å, equivale a una cienmillonésima de centímetro.

Esta visualización permitió a los investigadores observar las sofisticadas interacciones entre los componentes estructurales de la nucleocápside, en particular entre NP, una nucleoproteína, y VP24, una proteína viral. Ambas son esenciales para el ensamblaje de la nucleocápside, la regulación de la síntesis de ARN y el transporte intracelular.
Al observar la forma espiral del complejo NP-ARN en el centro de la nucleocápside, los investigadores notaron un patrón inesperado con dos moléculas VP24 uniéndose a dos moléculas NP en diferentes disposiciones.
Análisis posteriores revelaron las interacciones moleculares específicas que rigen estos procesos. Cabe destacar que la VP24 desempeña una doble función: mientras una VP24 interactúa con una molécula de NP para inhibir la síntesis de ARN viral, otra se une a una NP adyacente para regular el ensamblaje y el transporte de la nucleocápside, lo que demuestra cómo esta puede alternar dinámicamente entre la replicación genómica y el empaquetamiento del virión.
«Nuestra primera estructura de alta resolución de la nucleocápside del virus del Ébola proporciona información detallada sobre las interacciones dentro del complejo de la nucleocápside», continúa Noda, «revelando la relación entre las interacciones moleculares y la regulación funcional».
Estos conocimientos son cruciales para el desarrollo de terapias antivirales dirigidas, que podrían centrarse en interrumpir el ensamblaje o las funciones de la nucleocápside. Además, con esfuerzo y colaboración continuos, estos hallazgos podrían contribuir a mejorar la preparación global ante futuros brotes.
Más información: Yoko Fujita-Fujiharu et al., Base estructural del ensamblaje y la función de la nucleocápside del virus del Ébola regulada por VP24, Nature Communications (2025). DOI: 10.1038/s41467-025-57236-4
