Las conductas adictivas adolescentes suponen un considerable problema de salud pública. No solo por la toxicidad de las sustancias consumidas en un período de gran vulnerabilidad para su desarrollo, sino también por las consecuencias psicosociales que tiene a nivel escolar, social, familiar e incluso económico.
Sergio Fernández-Artamendi, Universidad Loyola Andalucía
Ante esta situación, la mejora de la atención a las adicciones adolescentes sigue sigue siendo un objetivo prioritario, tanto para la prevención como para el tratamiento de estos problemas. Pero, aunque el avance está siendo considerable, aún nos enfrentamos a diversas lagunas.
¿Por qué fallan los tratamientos?
En primer lugar, los patrones de consumo de sustancias en adolescentes cambian rápidamente con la aparición de nuevas drogas y formas de consumir. Además, en los últimos años se han incrementado prácticas como los juegos de azar y han aparecido las adicciones a videojuegos. Esto supone un importante reto de adaptación constante.
Por otra parte, a pesar de que existen tratamientos efectivos, no siempre se implementan. A ello debemos sumarle que gran parte de los menores no logran mejorar significativamente incluso con estas intervenciones.
Por último, muchos menores ni siquiera llegan a acudir a estos servicios. Este problema se hace particularmente preocupante entre las chicas, ya que a menudo no representan más del 30 % de los usuarios que participan en estos programas.
Por tanto, podemos pensar que quizás hay áreas que no estamos abordando adecuadamente y que tenemos un considerable margen de mejora de los tratamientos.
Problemas de salud mental y adicciones, una relación de influencia mutua
Una de las áreas que necesitan más atención en relación al tratamiento de las adicciones es la de salud mental. Sabemos que este tipo de problemas incrementan el riesgo de llevar a cabo conductas adictivas.
Estas se utilizan como vía de escape o afrontamiento (desadaptativo) de problemas como la tristeza, ansiedad, preocupación excesiva, aislamiento, baja autoestima, dificultades en las relaciones sociales, etc.
Pero también es cierto que estas conductas adictivas pueden generar o agravar diversos problemas de salud mental, debido a los efectos sobre su funcionamiento psicológico, familiar y social. Hablamos, por tanto, de una relación interactiva y de influencia mutua.
Si esto no se aborda adecuadamente en el proceso de tratamiento, puede dificultar las posibilidades de ayudar con eficacia a los menores o incrementar los riesgos de recaída en el futuro.
¿Qué problemas de salud mental pueden desembocar en adicciones?
Por eso, en un estudio realizado por la Universidad Loyola y publicado en la revista Psicothema, evaluamos cuáles eran los problemas de salud mental que presentaban los menores con problemas adictivos, atendiendo particularmente a las diferencias entre sexos.
Para llevar a cabo la investigación, realizamos un estudio transversal con una exhaustiva evaluación de conductas adictivas y salud mental. Seleccionamos una muestra de 684 adolescentes de la población general de 16,6 años de media.
Los resultados de nuestro estudio indican que, en efecto, las conductas adictivas no se presentan solas. Lo habitual es que los jóvenes con problemas de alcohol o cannabis tengan, además, síntomas de otros problemas de salud mental.
Además, encontramos que el abuso de alcohol y cannabis se presentan habitualmente asociados a síntomas depresivos y de ansiedad.
El problema se acentúa entre las adolescentes
Asimismo, detectamos que los problemas de salud mental son más importantes entre las chicas con problemas adictivos. Por ejemplo, en este sector de la población los problemas de consumo de alcohol se presentan más asociados a hostilidad (conductas agresivas) y somatización.
Por su parte, en el caso del trastorno por uso de cannabis, las chicas presentan muchos más pensamientos obsesivo compulsivos y comportamientos de hostilidad que ellos.
Estos resultados van en la línea de estudios previos que sugieren que la comorbilidad entre adicciones y problemas de salud mental es superior entre las chicas.
En el caso del alcohol, los resultados pueden deberse a una mayor vulnerabilidad por parte de las chicas ante los efectos de esta sustancia. Además, también podría influir que existe una menor aceptación social del consumo de alcohol entre ellas, lo que podría incrementar el estigma y la ansiedad.
En el caso del cannabis, su uso también está comúnmente asociado a patrones de consumo masculino. Esto podría explicar la asociación con mayor presencia de conductas de hostilidad entre ellas, también más asociadas al rol de género masculino tradicional.
Por otra parte, los resultados sugieren que, particularmente entre las chicas, el uso de cannabis podría estar utilizándose como método de afrontamiento de pensamientos intrusivos (como los de tipo obsesivo compulsivo).
No obstante, todas estas hipótesis explicativas son todavía preliminares y es necesario seguir investigando al respecto.
Falta de servicios de atención especializados
Los resultados de este estudio nos indican que las conductas adictivas vienen habitualmente acompañadas de problemas de salud mental, incluso entre la población general.
Además, según los resultados, las chicas con conductas adictivas parecen ser una población particularmente vulnerable y presentan necesidades específicas de salud mental.
Esto acentúa el problema que mencionábamos al principio, en el que las chicas no parecen acudir a este tipo de servicios. Por eso, es fundamental mejorar la prevención universal y la promoción de la salud mental entre esta población a edades tempranas.
En definitiva, es necesario mejorar la atención a los problemas de salud mental entre los jóvenes con problemas adictivos, ofreciendo un abordaje psicológico comprensivo.
Además, sería conveniente crear más servicios de atención especializada para chicas con este tipo de conductas que tengan en cuenta sus necesidades particulares, no solo a nivel de salud mental. La atención psicológica a las conductas adictivas debe tener en cuenta que adicciones y salud mental son dos caras de la misma moneda.
Sergio Fernández-Artamendi, Doctor en Psicología. Director del Máster en Intervención Psicológica en Adicciones, Universidad Loyola Andalucía
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