
Las estadísticas sugieren que el tamaño de las familias en muchos países está disminuyendo y que un número creciente de padres en todo el mundo, voluntaria o involuntariamente, terminan teniendo un solo hijo. Si bien muchos estudios de psicología han explorado las diferencias entre las personas con hermanos y las que no los tienen, aún no se comprenden completamente los efectos de no tener hermanos en el cerebro y el comportamiento de las personas.
Por Ingrid Fadelli, Medical Xpress
Investigaciones anteriores han arrojado resultados diversos y, en ocasiones, contradictorios, que en ocasiones insinuaban los efectos negativos de ser hijo único y en otras ocasiones destacaban sus implicaciones positivas. Además, se observó que estos efectos negativos y positivos eran inconsistentes entre los estudios: algunos estudios sugerían que los hijos únicos tienden a tener un mejor rendimiento escolar, son más prosociales y menos problemáticos, mientras que otros mostraban lo contrario.
Investigadores del Hospital General de la Universidad Médica de Tianjin y otros institutos de China realizaron recientemente un estudio para comprender mejor cómo la condición de hijo único afecta el cerebro y el comportamiento de las personas durante la edad adulta. Sus hallazgos, publicados en Nature Human Behaviour , destacan patrones específicos en el desarrollo y la actividad cerebral, así como tendencias conductuales, que se observan comúnmente en adultos que crecieron sin hermanos.
«Con el aumento mundial de familias con hijos únicos, es crucial comprender los efectos de crecer sin hermanos (GWS) en el cerebro adulto, el comportamiento y las vías subyacentes», escribieron Jie Tang, Jing Zhang y sus colegas en su artículo.
Utilizando la cohorte CHIMGEN, investigamos las asociaciones del síndrome de Goethe-Weber (SGW) con la estructura, función, conectividad, cognición, personalidad y salud mental del cerebro adulto, así como la vía desde el SGW hasta los entornos de crecimiento relacionados con el SGW, el desarrollo cerebral y conductual, en 2397 pares de individuos con y sin hermanos, con covariables bien coincidentes.
Los investigadores analizaron los datos recopilados en el marco del estudio de Genética por Imágenes de China (CHIMGEN), realizado en 32 centros de investigación de China. Organizaron a los participantes que cumplían los criterios de selección en parejas: un hijo único y una persona con hermanos con características demográficas y antecedentes similares.
Al comparar los cerebros y los comportamientos de estas parejas de participantes, los investigadores obtuvieron nuevos conocimientos sobre cómo la falta de hermanos afecta el cerebro y el comportamiento de las personas en la edad adulta. Curiosamente, descubrieron patrones recurrentes entre los hijos únicos en cuanto a la integridad de la materia blanca, el volumen cerebral, la actividad neuronal, la memoria y la salud mental, además de revelar fenotipos conductuales característicos (es decir, tendencias cognitivas, de personalidad y conductuales).
«Encontramos asociaciones que vinculan el GWS con una mayor integridad de las fibras del lenguaje, una menor integridad de las fibras motoras, un mayor volumen cerebeloso, un menor volumen cerebral y una menor actividad cerebral espontánea frontotemporal», escribieron Tang, Zhang y sus colegas.
Contrariamente a la impresión estereotipada de asociaciones entre el síndrome de Gonsalves (SGW) y las conductas problemáticas, encontramos correlaciones positivas del SGW con la neurocognición y la salud mental. A pesar de los efectos directos, el SGW afecta la mayoría de los resultados cerebrales y conductuales a través de entornos modificables, como el nivel socioeconómico , la atención materna y el apoyo familiar , lo que sugiere objetivos de intervención para mejorar el crecimiento saludable de los niños.
Este estudio reciente sugiere que, si bien ser hijo único puede tener efectos directos en el cerebro y el comportamiento de las personas, la mayoría de estos efectos se relacionan con el entorno en el que crecen y los estímulos a los que están o no expuestos. Esto sugiere que intervenciones cuidadosamente diseñadas, dirigidas a ampliar las experiencias y oportunidades disponibles para los hijos únicos, podrían ayudar a mejorar sus funciones cerebrales, su salud mental y su comportamiento en la edad adulta.
Más información: Jie Tang et al., Cómo crecer sin hermanos afecta el cerebro y el comportamiento adulto en la cohorte CHIMGEN, Nature Human Behaviour (2025). DOI: 10.1038/s41562-025-02142-4.
Leyenda foto principal: Imágenes cerebrales y diferencias conductuales entre participantes con y sin hermanos. Crédito: Nature Human Behaviour (2025). DOI: 10.1038/s41562-025-02142-4.
