
Redacción Mundo de la Salud
Introducción
La dermatitis atópica (DA), también conocida como eccema atópico, es una enfermedad inflamatoria crónica de la piel que afecta a millones de personas en todo el mundo. Aunque suele comenzar en la infancia, se estima que entre un 10% y 20% de los casos persisten en la edad adulta, y muchos otros debutan en esta etapa de la vida.
En adultos, la enfermedad se manifiesta con brotes intensos de prurito, lesiones eccematosas y sequedad cutánea crónica. Su impacto va más allá de lo físico: limita la vida social y laboral, afecta el sueño y se asocia a un mayor riesgo de ansiedad y depresión. Afortunadamente, en la última década se han desarrollado nuevos tratamientos biológicos y dirigidos que ofrecen esperanza para quienes padecen formas moderadas o graves de la enfermedad.
Factores desencadenantes
La dermatitis atópica en adultos es multifactorial. Los principales factores incluyen:
- Genéticos: Mutaciones en el gen de la filagrina alteran la barrera cutánea, favoreciendo la pérdida de agua y la entrada de alérgenos.
- Ambientales: La exposición a contaminantes atmosféricos, cambios bruscos de temperatura y climas secos empeoran los síntomas.
- Inmunológicos: Exceso de respuesta del sistema inmune, con predominio de la vía Th2 y liberación de citocinas inflamatorias.
- Psicológicos: Estrés, ansiedad y falta de sueño pueden desencadenar o agravar brotes.
- Estilo de vida: Tabaco, alcohol y dietas altas en ultraprocesados se asocian a mayor severidad de la enfermedad.
Manifestaciones clínicas en adultos
A diferencia de los niños, los adultos suelen presentar:
- Lesiones crónicas en pliegues (cuello, codos, rodillas).
- Afectación en manos, cara y párpados.
- Engrosamiento de la piel (liquenificación) por rascado constante.
- Mayor propensión a infecciones cutáneas bacterianas y virales.
Tratamientos tradicionales
Durante años, el manejo de la dermatitis atópica en adultos se basó en:
- Emolientes y humectantes: base del tratamiento, restauran la barrera cutánea.
- Corticoides tópicos: efectivos para brotes, pero con efectos adversos en uso prolongado (atrofia, estrías, telangiectasias).
- Inmunomoduladores tópicos (tacrolimus, pimecrolimus): útiles en zonas sensibles como cara y párpados.
- Fototerapia (UVB de banda estrecha): opción en casos resistentes a tratamiento tópico.
Nuevos enfoques terapéuticos
El avance en la comprensión de la inmunología de la DA ha permitido el desarrollo de terapias dirigidas:
- Biológicos:
- Dupilumab: primer anticuerpo monoclonal aprobado para dermatitis atópica moderada a grave, bloquea las vías de la interleucina 4 y 13.
- Tralokinumab: otro biológico que inhibe la IL-13, mostrando resultados similares en reducción de prurito y lesiones.
- Inhibidores de JAK (Janus Quinasa):
- Fármacos como baricitinib y upadacitinib reducen la inflamación al bloquear la señalización de múltiples citocinas.
- Son efectivos en casos severos, aunque requieren vigilancia por posibles efectos secundarios hematológicos y cardiovasculares.
- Terapias complementarias:
- Uso de probióticos para modular la microbiota cutánea.
- Dieta antiinflamatoria (rica en omega-3, frutas y verduras).
- Técnicas de manejo del estrés como yoga y meditación, que reducen la frecuencia de brotes.
Impacto psicosocial
La dermatitis atópica en adultos no solo es un problema dermatológico, sino también un desafío psicológico. Estudios recientes muestran que hasta un 30% de los pacientes desarrollan depresión y un 40% presentan ansiedad, principalmente debido a la visibilidad de las lesiones y la afectación del sueño por el prurito.
Por ello, los dermatólogos recomiendan un enfoque integral que incluya apoyo psicológico y programas de autocuidado.
Perspectiva de futuro
La investigación se centra en desarrollar medicamentos aún más específicos, con menos efectos adversos y mayor eficacia en la prevención de recaídas. El manejo multidisciplinario (dermatología, nutrición, psicología) será clave para mejorar la calidad de vida de los pacientes.
La dermatitis atópica en adultos es una enfermedad compleja que requiere un abordaje integral. Gracias a los avances recientes en terapias biológicas e inhibidores de JAK, hoy existen opciones más efectivas que transforman el pronóstico de los pacientes con formas graves. No obstante, el éxito terapéutico depende también del control de factores desencadenantes, la adherencia al tratamiento y la atención a la salud emocional del paciente.
📚 Referencias
- Weidinger, S., & Novak, N. (2022). Atopic dermatitis. The Lancet, 401(10389), 1379–1394.
- Blauvelt, A. et al. (2021). Long-term management of moderate-to-severe atopic dermatitis with dupilumab. Journal of the American Academy of Dermatology, 85(2).
- Eichenfield, L. F. et al. (2023). Emerging therapies for atopic dermatitis in adults. Dermatologic Clinics, 41(3).
- Organización Mundial de la Salud (2023). Skin diseases fact sheet.
