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La FDA reabre el debate sobre el flúor: ¿protección dental o riesgo para la salud?


La agencia estadounidense revisa las evidencias sobre los efectos del flúor en el desarrollo cerebral infantil mientras mantiene su papel en la prevención de caries


Redacción Mundo de la Salud


El flúor, un mineral que durante décadas ha sido considerado un aliado esencial en la salud bucodental, vuelve al centro de la controversia. La Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) ha anunciado una revisión de la evidencia científica más reciente sobre el uso del flúor en el agua potable y en los productos dentales, tras una creciente presión de grupos ciudadanos y científicos que alertan sobre sus posibles efectos neurológicos en la infancia.

El anuncio reabre una discusión que lleva más de medio siglo. Mientras las autoridades sanitarias insisten en que la fluoración del agua ha sido una de las políticas de salud pública más exitosas del siglo XX, algunos expertos y organizaciones piden reevaluar los niveles considerados seguros y la necesidad de mantener la práctica en todo el país.

Una revisión impulsada por la ciencia y la controversia

La FDA ha confirmado que analizará los estudios más recientes, incluidos los que sugieren una posible relación entre niveles elevados de flúor y efectos en el desarrollo cognitivo infantil. Esta revisión surge en un contexto de creciente preocupación pública alimentada por investigaciones académicas y litigios impulsados por grupos ambientalistas, entre ellos el Fluoride Action Network, que lleva años exigiendo a la agencia un control más estricto sobre la exposición al mineral.

El debate cobró fuerza tras un fallo judicial que obligó a la FDA a reconsiderar sus criterios de seguridad sobre la fluoración del agua, una medida que se aplica en Estados Unidos desde 1945 para prevenir la caries dental. Aunque la mayoría de los estudios históricos respaldan su eficacia, nuevas evidencias indican que la exposición prolongada a altas concentraciones podría afectar el desarrollo cerebral de los niños.

Qué dice la ciencia actual sobre el flúor

El flúor, en dosis adecuadas, fortalece el esmalte dental y ayuda a prevenir las caries, especialmente en comunidades con acceso limitado a servicios odontológicos. Por eso, desde hace décadas, tanto la Organización Mundial de la Salud (OMS) como los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) lo consideran una herramienta fundamental de salud pública.

Sin embargo, estudios recientes en Canadá, México, China y Estados Unidos han encontrado que niveles superiores a los recomendados podrían estar asociados con alteraciones en el coeficiente intelectual y otros indicadores del desarrollo neurológico infantil. Los investigadores advierten que estos resultados aún no son concluyentes, pero sí justifican una revisión prudente de las políticas de fluoración.

La FDA, por su parte, ha subrayado que el objetivo de su evaluación no es eliminar el flúor de manera generalizada, sino garantizar que su uso sea seguro y científicamente actualizado. “El balance entre los beneficios dentales y los posibles riesgos debe revisarse con la evidencia más reciente disponible”, señaló un portavoz de la agencia.

Los defensores del flúor apelan a su eficacia comprobada

Las asociaciones odontológicas estadounidenses y la comunidad científica que respalda la fluoración argumentan que el flúor reduce la incidencia de caries en un 25 % o más en la población general. Señalan que la mayoría de los estudios que alertan sobre riesgos se basan en regiones con niveles de exposición muy por encima de los límites regulados o con condiciones ambientales específicas que no son comparables con las de Estados Unidos o Europa.

Además, subrayan que el abandono de la fluoración podría incrementar las desigualdades en salud dental, afectando sobre todo a niños de bajos recursos. En países donde se han reducido o eliminado los programas de fluoración, se ha registrado un repunte en los casos de caries, especialmente en zonas rurales o con acceso limitado a atención odontológica.

Una cuestión de dosis y contexto

Los expertos coinciden en que el flúor no debe ser visto como un problema en sí mismo, sino en función de la dosis y la vía de exposición. En cantidades controladas, su eficacia preventiva está comprobada; el riesgo aparece cuando la exposición es acumulativa o cuando se combina con otras fuentes, como pastas dentales, enjuagues o alimentos procesados elaborados con agua fluorada.

El nivel recomendado de flúor en el agua potable en Estados Unidos es de 0,7 miligramos por litro, cifra que fue reducida en 2015 para evitar riesgos de fluorosis dental —una alteración estética del esmalte por exceso de flúor— sin comprometer la protección contra las caries.

Sin embargo, los nuevos estudios revisados por la FDA se centran en posibles efectos sistémicos, no solo dentales, lo que ha motivado el actual proceso de reevaluación.

El papel de las políticas públicas y la percepción social

La fluoración del agua ha sido históricamente una de las medidas más respaldadas por la comunidad médica y, al mismo tiempo, una de las más cuestionadas por sectores críticos. Los movimientos antitóxicos y algunos grupos ambientalistas sostienen que se trata de una medicación masiva sin consentimiento individual, mientras que las instituciones sanitarias defienden que sus beneficios superan ampliamente los posibles riesgos.

La revisión de la FDA busca ofrecer una base científica actualizada que permita ajustar las políticas sin caer en alarmismos. Mientras tanto, los odontólogos recomiendan mantener el uso de pastas dentales fluoradas —consideradas seguras y eficaces— y seguir las pautas de higiene oral habituales.

Un debate que trasciende la odontología

El caso del flúor refleja cómo los avances científicos pueden modificar prácticas que durante décadas se consideraron indiscutibles. Al igual que ocurrió con otros compuestos químicos de uso extendido, como el plomo o el bisfenol A, la nueva evidencia obliga a revisar los límites de exposición y los protocolos de seguridad.

Para los expertos, el desafío es encontrar un equilibrio entre protección dental y salud general, evitando tanto el exceso como la desinformación. Si bien la decisión final de la FDA podría tardar meses, su revisión marca un punto de inflexión en la forma en que se gestionan los riesgos químicos en políticas de salud pública.

Por ahora, las autoridades médicas recomiendan mantener las medidas de higiene bucal tradicionales —cepillado regular, uso de hilo dental y revisiones odontológicas periódicas— y no modificar los hábitos por temor infundado. La clave, subrayan, sigue siendo la información basada en evidencia.

Referencias

https://apnews.com/article/fluoride-fda-dental-kennedy-teeth-cavities-e27c849f8dfd226df0a447f4cb7b9335