
Aproximadamente un tercio de los pacientes con epilepsia no responden adecuadamente a los tratamientos farmacológicos convencionales. La epilepsia resistente a fármacos constituye un reto clínico complejo, donde la neurocirugía, la estimulación neuromoduladora y las terapias metabólicas están cobrando protagonismo.
Redacción Mundo de la Salud
Definición y fisiopatología
La epilepsia resistente a fármacos (ERF) se define como la persistencia de crisis epilépticas pese al uso de al menos dos medicamentos antiepilépticos adecuados, bien tolerados y administrados correctamente.
En muchos casos, el origen está relacionado con alteraciones estructurales (displasias corticales, cicatrices postraumáticas, tumores, esclerosis hipocampal), canalopatías genéticas o alteraciones en redes neuronales que favorecen la hiperexcitabilidad cerebral.
Epidemiología y carga social
La ERF afecta al 30% de los pacientes con epilepsia, generando un fuerte impacto en la calidad de vida: riesgo elevado de accidentes, aislamiento social, problemas de escolaridad o laborales, y mayor mortalidad por muerte súbita inesperada en epilepsia (SUDEP).
Diagnóstico avanzado: más allá del EEG convencional
El diagnóstico requiere unidades de epilepsia altamente especializadas. Entre las herramientas de mayor utilidad destacan:
- Video-EEG prolongado: permite correlacionar la clínica con la actividad eléctrica cerebral durante crisis espontáneas.
- Resonancia magnética de 3 Tesla con protocolos específicos: detecta lesiones sutiles en la corteza.
- PET con FDG y SPECT ictal: muestran áreas de hipometabolismo o hiperperfusión asociadas al foco epiléptico.
- Electrocorticografía y estereoelectroencefalografía (SEEG): registran directamente desde la corteza cerebral para delimitar el área quirúrgica.
Opciones terapéuticas en epilepsia resistente
- Cirugía resectiva: indicada en epilepsias focales con un foco identificable. Ejemplos: lobectomía temporal anterior, lesionectomía. Tiene tasas de éxito del 60-80% en casos seleccionados.
- Neuroestimulación:
- Estimulación del nervio vago (VNS): aprobada en pacientes no candidatos a cirugía resectiva. Reduce crisis en un 40-50% de los casos.
- Estimulación cerebral profunda (DBS): en núcleos talámicos o hipocampo, modulando redes neuronales.
- Neuroestimulación responsiva (RNS): sistema implantable que detecta actividad epiléptica y aplica estimulación en tiempo real.
- Dieta cetogénica y variantes (low glycemic index, dieta Atkins modificada): especialmente útiles en epilepsias pediátricas como el síndrome de Dravet o Lennox-Gastaut.
Perspectivas futuras
La investigación se centra en:
- Terapias génicas: corrigiendo mutaciones en canalopatías epilépticas.
- Fármacos dirigidos a mecanismos moleculares específicos (bloqueo selectivo de canales de sodio o potasio alterados).
- Uso de inteligencia artificial en EEG: algoritmos capaces de predecir crisis y guiar decisiones terapéuticas.
- Neurotecnología avanzada: interfaces cerebro-computadora para control de actividad eléctrica anómala.
