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El impacto de la apnea del sueño en la salud cardiovascular: lo que la otorrinolaringología nos revela.


La apnea obstructiva del sueño (AOS) es un trastorno respiratorio caracterizado por interrupciones repetitivas de la respiración durante el descanso nocturno. Aunque suele abordarse desde la neumología, la otorrinolaringología cumple un papel crucial en la comprensión, diagnóstico y tratamiento de esta condición. Las alteraciones anatómicas de la vía aérea superior —como hipertrofia de amígdalas, desviación del tabique nasal o colapso faríngeo— son factores determinantes en la aparición y gravedad de la apnea.


Redacción Mundo de la Salud


Anatomía de la vía aérea y predisposición a la apnea

En el campo otorrinolaringológico, se ha comprobado que la estrechez de la vía aérea superior es un factor de riesgo directo. Pacientes con hipertrofia de cornetes, pólipos nasales, micrognatia o lengua aumentada de tamaño presentan mayor colapso durante la noche. El otorrinolaringólogo, mediante exploración clínica y estudios de imagen, puede identificar estas alteraciones y orientar hacia soluciones quirúrgicas o terapéuticas.

Consecuencias cardiovasculares de la apnea del sueño

La AOS no solo afecta la calidad del sueño: aumenta el riesgo de hipertensión arterial, arritmias, accidente cerebrovascular e insuficiencia cardiaca. Los microdespertares y la hipoxia intermitente desencadenan una activación crónica del sistema nervioso simpático, lo que eleva la presión arterial y deteriora el endotelio vascular. El vínculo entre otorrinolaringología y cardiología es cada vez más estrecho en la investigación y manejo de esta enfermedad.

Opciones diagnósticas desde la otorrinolaringología

Además de la polisomnografía clásica, el especialista puede recurrir a nasofaringoscopia dinámica para observar el colapso de la vía aérea durante el sueño inducido. También existen técnicas de imagen como la resonancia magnética de cabeza y cuello, útiles para planificar intervenciones quirúrgicas.

Tratamientos quirúrgicos y no quirúrgicos

El abordaje incluye desde dispositivos orales de avance mandibular y presión positiva continua (CPAP), hasta procedimientos como:

  • Septoplastia y turbinoplastia en casos de obstrucción nasal severa.
  • Amigdalectomía y adenoidectomía, especialmente en niños.
  • Cirugía de avance maxilomandibular en malformaciones óseas.
  • Radiofrecuencia para reducir volumen de la lengua o tejido faríngeo.

Prevención y seguimiento interdisciplinario

Los otorrinolaringólogos recomiendan, además, cambios en el estilo de vida como pérdida de peso, evitar alcohol y sedantes, y dormir en posición lateral. Un seguimiento conjunto entre especialistas en sueño, cardiología y ORL permite reducir complicaciones a largo plazo y mejorar la calidad de vida del paciente.