
La obesidad infantil se ha convertido en una epidemia global: afecta a más de 340 millones de niños y adolescentes en el mundo, según la OMS. Más allá de una cuestión estética, representa un grave problema metabólico, cardiovascular y psicosocial.
Redacción Mundo de la Salud
Fisiopatología
La obesidad infantil resulta de un desbalance energético mantenido, pero se potencia por:
- Alteraciones hormonales: hiperinsulinemia, leptino-resistencia y disminución de adiponectina.
- Epigenética: modificaciones en genes de metabolismo lipídico por dieta materna durante el embarazo.
- Microbiota intestinal: disminución de Bifidobacterium y aumento de Firmicutes → mayor extracción calórica de la dieta.
Complicaciones multisistémicas
- Metabólicas: resistencia a la insulina, síndrome metabólico, riesgo precoz de diabetes tipo 2.
- Cardiovasculares: hipertensión, disfunción endotelial y aterosclerosis temprana.
- Ortopédicas: epifisiolisis femoral, alteraciones de crecimiento óseo.
- Psicológicas: depresión, ansiedad, aislamiento social.
Prevención en pediatría (guías AAP 2023)
- Promoción de lactancia materna exclusiva hasta 6 meses.
- Educación nutricional escolar enfocada en reducción de ultraprocesados.
- Tiempo frente a pantallas limitado a <2 horas diarias.
- Actividad física: ≥60 minutos/día, combinando aeróbicos y juegos activos.
- Intervenciones familiares: modelos de alimentación saludable en el hogar.
Tratamientos emergentes
- Farmacológicos (casos graves): liraglutida y semaglutida (análogos GLP-1) aprobados en adolescentes.
- Quirúrgicos: cirugía bariátrica pediátrica en obesidad mórbida con comorbilidades.
