
¿Se acabó el hambre después de cocinar? Una red de células nerviosas recién identificada es la responsable, según ha descubierto un grupo de investigación del Instituto Max Planck para la Investigación del Metabolismo en ratones.
Descubrieron una conexión directa entre la nariz y un grupo de neuronas cerebrales que se activan con el olor de la comida y, al activarse, provocan una sensación de saciedad. Esto no ocurrió en ratones obesos. Este descubrimiento sugiere que tratar la obesidad podría requerir consejos diferentes sobre el olfato antes de comer según el peso de cada persona.
Para su estudio, publicado en Nature Metabolism , los investigadores utilizaron escáneres cerebrales para investigar qué regiones del cerebro de los ratones responden a los olores de la comida y lograron identificar un nuevo grupo de neuronas en el tabique medial del cerebro. Estas neuronas responden a la comida en dos pasos: cuando el ratón huele la comida, se activan y crean una sensación de saciedad.
Esto ocurre en cuestión de segundos porque las células nerviosas están conectadas directamente al bulbo olfatorio. Las células nerviosas reaccionan a diferentes olores de comida, pero no a otros. Cuando los ratones empezaron a comer, las células nerviosas se inhibieron. En general, los ratones comieron menos cuando estas células nerviosas estaban activas antes de comer.
Creemos que este mecanismo ayuda a los ratones salvajes a protegerse de los depredadores. Al comer durante periodos más cortos, reducen sus posibilidades de ser capturados, explica Janice Bulk, primera autora del estudio.
El exceso de peso altera la percepción
En ratones obesos, el mismo grupo de neuronas no se activaba cuando percibían el olor de la comida. Los ratones no se sentían más saciados ni comían menos en general. Los autores señalan que ya se sabe que la obesidad altera el sistema olfativo, incluyendo la actividad neuronal en el bulbo olfatorio . El grupo de neuronas recién identificado también podría verse afectado por la obesidad.
¿Y en los humanos?
El cerebro humano contiene el mismo grupo de células nerviosas que el ratón, pero aún se desconoce si también responden a los olores de los alimentos. Estudios realizados por otros grupos de investigación han demostrado que percibir ciertos olores antes de comer puede reducir el apetito. En cambio, otros estudios han demostrado que las personas con sobrepeso comen significativamente más en la misma situación.
«Nuestros hallazgos resaltan la importancia de considerar el sentido del olfato en la regulación del apetito y en el desarrollo de la obesidad. Nuestro estudio muestra en qué medida el olor de la comida influye en nuestros hábitos alimenticios diarios», afirma Sophie Steculorum, jefa del estudio y líder del grupo de investigación del Instituto Max Planck para la Investigación del Metabolismo.
«Dado que descubrimos que la vía sólo reduce el apetito en ratones delgados, pero no en ratones obesos , nuestro estudio abre una nueva vía para ayudar a prevenir la sobrealimentación en la obesidad «.
Más información: Un circuito olfativo sensible a los alimentos impulsa la saciedad anticipatoria, Nature Metabolism (2025). DOI: 10.1038/s42255-025-01301-1
