
Tanto la Organización Mundial de la Salud como la Academia Estadounidense de Pediatría recomiendan alimentar exclusivamente con leche materna a los bebés durante sus primeros seis meses de vida. Sin embargo, solo el 24,9% en los Estados Unidos lo hace, según datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades. En Florida, la tasa de lactancia es del 18,2%, solo por encima de Misisipi (15,6%) y Virginia Occidental (13,8%).
UF/IFAS
«Me preocupa que las bajas tasas de lactancia materna en Florida se deban a la creencia de que la fórmula infantil proporciona los mismos beneficios para la salud que la leche materna», anotó Diana Taft, profesora adjunta de ciencias de la nutrición en el departamento de ciencias de los alimentos y nutrición humana de UF/IFAS. «También me preocupa que estas tasas reflejen nuestra incapacidad para apoyar a las mujeres que desconocen la importancia de la lactancia materna».

Debido a numerosas barreras sociales y biológicas, no todos los niños tienen acceso a la leche materna, pero sus beneficios inmunitarios son significativos y deberían considerarse, afirmó Taft. La investigadora describe los diversos beneficios de la lactancia materna para la salud tanto de la madre como del bebé en una serie de guías de Ask IFAS recientemente publicadas en idioma inglés.
Taft es experta en el microbioma intestinal infantil, la comunidad de microbios que habita los intestinos y que influye en la salud a lo largo de toda la vida. Sus publicaciones explican cómo la leche materna, a diferencia de la fórmula infantil, aporta microbios que combaten los patógenos. Cuando un bebé se enferma, el cuerpo de la madre produce anticuerpos, proteínas que atacan específicamente al patógeno responsable de la enfermedad. Estos anticuerpos se comparten con el bebé a través de la leche materna y pueden protegerlo contra la diarrea, las infecciones respiratorias y las infecciones de oído.
Los bebés que fueron alimentados exclusivamente con leche materna durante los primeros seis meses de vida tienen menos probabilidades de desarrollar asma, diabetes tipo 1, alergias, autismo y obesidad, según investigaciones citadas por Taft. Asimismo, los bebés corren un menor riesgo de morir a causa del síndrome de muerte súbita del lactante (SMSL, por sus siglas en inglés), la muerte inexplicable de un bebé aparentemente sano menor de un año.
«Todos los esfuerzos razonables para proporcionar leche materna a un bebé pueden salvarle la vida», afirmó Taft.
Amamantar también puede ayudar a mantener saludables a las madres. Facilita la recuperación posparto al ayudar a reducir el tamaño del útero y el sangrado, además de favorecer la pérdida de peso tras el embarazo. Las investigaciones demuestran que las mujeres que amamantan tienen un menor riesgo de hipertensión arterial, accidente cerebrovascular, diabetes tipo 2 e infarto. Asimismo, la lactancia materna reduce el riesgo de cáncer de ovario y de mama, incluso entre portadoras de una mutación del gen BRCA1, cuya presencia incrementa significativamente el riesgo de desarrollar cáncer de mama.
También disminuye la probabilidad de padecer de depresión posparto y puede mejorar la calidad del sueño: las madres que amamantan duermen un promedio de 30 minutos más que las madres que alimentan a sus bebés con fórmula.
Sin embargo, no todas las madres están físicamente en condiciones de amamantar. Taft anima a quienes enfrentan dificultades para alimentar a su bebé con leche materna que busque ayuda de un asesor de lactancia certificado. También pueden considerar el uso de galactagogos, sustancias que se cree aumentan la producción de leche materna, aunque la investigación sobre su eficacia es limitada.
Otra opción es utilizar leche materna donada de fuentes confiables, aunque las reservas son limitadas y suelen destinarse prioritariamente a bebés prematuros o con enfermedades. Taft ofrece información detallada para las madres que desean compartir su excedente de leche materna.
«Cada donación de leche ayuda a salvar vidas», afirmó Taft. «Sueño con el día en que todas las madres de Florida tengan acceso al apoyo que necesitan para amamantar, así como el conocimiento y el tiempo para donar a bancos de leche. De este modo, incluso los bebés nacidos a término cuyas madres no puedan amamantar podrán acceder a la leche materna, al menos durante los primeros seis meses de vida.»
