
La enfermedad de Alzheimer (EA) es la forma más común de demencia neurodegenerativa, representando entre el 60 y el 70% de los casos a nivel mundial. Se caracteriza por deterioro progresivo de la memoria, funciones ejecutivas y comportamiento, afectando gravemente la autonomía del paciente. Su incidencia crece con el envejecimiento poblacional y representa un desafío sanitario global.
Redacción Mundo de la Salud
Bases neuropatológicas
La fisiopatología del Alzheimer combina múltiples mecanismos:
- Acumulación de beta-amiloide (Aβ): placas extracelulares que alteran la sinapsis.
- Ovillos neurofibrilares de proteína tau hiperfosforilada: disfunción microtubular y degeneración neuronal.
- Neuroinflamación: activación crónica de microglía y astrocitos.
- Disfunción colinérgica: pérdida de neuronas productoras de acetilcolina en corteza y hipocampo.
Diagnóstico temprano: un reto clínico
El diagnóstico precoz es esencial para implementar estrategias de ralentización. Actualmente se utilizan:
- Neuropsicología: test de memoria episódica, orientación y funciones ejecutivas.
- Neuroimagen estructural: resonancia magnética (RM) muestra atrofia en hipocampo y corteza temporal medial.
- Neuroimagen funcional: PET con FDG (hipometabolismo temporal y parietal) o PET-amiloide/tau para visualizar depósitos proteicos.
- Biomarcadores en líquido cefalorraquídeo (LCR): disminución de Aβ42 y aumento de tau total y fosforilada.
- Nuevos biomarcadores sanguíneos: detección de p-tau217 y neurofilamento ligero, prometen pruebas menos invasivas.
Tratamientos actuales
- Fármacos sintomáticos: inhibidores de la acetilcolinesterasa (donepezilo, rivastigmina, galantamina) y antagonista NMDA (memantina).
- Terapias conductuales y cognitivas: estimulación cognitiva, musicoterapia, intervenciones ocupacionales.
- Soporte interdisciplinario: neurólogos, psiquiatras, terapeutas ocupacionales y cuidadores familiares.
Nuevas terapias emergentes
- Anticuerpos monoclonales anti-amiloide: aducanumab y lecanemab han demostrado reducción de placas Aβ en estudios recientes, aunque con controversia sobre su impacto clínico.
- Terapias anti-tau: en fase experimental para frenar la propagación de ovillos neurofibrilares.
- Medicina de precisión: análisis genético (APOE ε4, PSEN1, PSEN2) y estudios de polimorfismos asociados a riesgo.
- Neurotecnología: dispositivos de estimulación transcraneal de corriente directa (tDCS) y estimulación magnética transcraneal (TMS) para mejorar funciones cognitivas en fases iniciales.
Perspectivas en investigación
El futuro apunta hacia terapias combinadas que actúen sobre múltiples blancos: reducción de carga amiloide, control de inflamación, protección sináptica y rehabilitación cognitiva personalizada. Además, la inteligencia artificial aplicada a neuroimagen podría permitir el diagnóstico preclínico años antes de los síntomas.
