lunes, octubre 20Una producción de Corporación Medios Digitales del Sur

Neuroplasticidad en 2025: cómo el cerebro remodela sus conexiones en la edad adulta


Hace apenas unas décadas, se creía que el cerebro adulto era una estructura rígida: nacíamos con un número fijo de neuronas y, a partir de cierta edad, solo las perdíamos. Hoy sabemos que no es así. La neuroplasticidad —la capacidad del cerebro para reorganizar sus conexiones— persiste toda la vida y se convierte en la base de la recuperación neurológica, el aprendizaje y la adaptación emocional.


Redacción Mundo de la Salud


Un órgano que se reinventa

La neuroplasticidad no es un fenómeno nuevo, pero en los últimos años su comprensión ha alcanzado una nueva dimensión. Investigadores de la Universidad de Pittsburgh (2025) identificaron que los mecanismos de plasticidad no ocurren en un único punto de la sinapsis, como se pensaba, sino en sitios distintos que cooperan entre sí. Este hallazgo sugiere que el cerebro ajusta de manera flexible la fuerza y localización de sus conexiones según el tipo de aprendizaje o experiencia.

Paralelamente, estudios en adultos mayores demuestran que la exposición a nuevos entornos cognitivos (idiomas, música, aprendizaje digital) puede inducir cambios mensurables en la corteza cerebral y en la conectividad funcional observada por resonancia magnética. La plasticidad, por tanto, no es un privilegio juvenil: es una propiedad permanente, aunque más lenta con la edad.

Plasticidad buena y plasticidad mala

Como todo proceso biológico, la plasticidad tiene un doble filo. En condiciones adversas, puede favorecer adaptaciones nocivas: circuitos que refuerzan el dolor crónico, la ansiedad o la adicción. El desafío para la neurociencia clínica es canalizar la plasticidad hacia fines terapéuticos y evitar la reorganización desadaptativa.
Programas de rehabilitación postictus, por ejemplo, aplican estímulos eléctricos o magnéticos combinados con ejercicios cognitivos para reforzar las rutas neuronales que recuperan la función perdida. La plasticidad dirigida es, en esencia, una forma de “reentrenar” el cerebro.

Cómo potenciar la neuroplasticidad

Los estudios convergen en varios factores que favorecen este proceso:

  • Ejercicio físico regular, que aumenta el flujo sanguíneo y la liberación de factores neurotróficos.
  • Sueño adecuado, durante el cual el cerebro consolida recuerdos y limpia desechos sinápticos.
  • Alimentación equilibrada, con omega-3, antioxidantes y baja inflamación.
  • Desafíos mentales constantes, como aprender una habilidad nueva o practicar mindfulness.

En conjunto, estos estímulos refuerzan la capacidad del cerebro para adaptarse, compensar lesiones y sostener la salud mental.

Lo que viene

La neuroplasticidad es también el pilar de terapias emergentes en depresión, autismo y deterioro cognitivo. El futuro apunta a combinar neuroimagen, inteligencia artificial y entrenamiento cerebral personalizado. La ciencia ya no busca un cerebro perfecto, sino un cerebro entrenable y resiliente.


Referencias:

  • Universidad de Pittsburgh / PittWire. Neuroscience study challenges assumption: distinct transmission sites for different plasticity types, 2025.
  • Gazerani, P. The neuroplastic brain: current breakthroughs and challenges. Brain Research, 2025.
  • Cold Spring Harbor Laboratory. Mind-blowing neuroscience research highlights, 2025.
  • NeurologyLive. Exciting innovations in neurology to come in 2025: AI, diagnostics and therapies.